Política

Por qué ir a la marcha

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He revisado en estos días la elección del 2 de julio de 2006. Son jornadas llenas de mentiras y exageraciones.  

Una de las exageraciones mayores me pareció entonces la comparación de López Obrador con Hugo Chávez y el ritornelo de la campaña que lo describía como “un peligro para México”.

Ya con López Obrador en el poder, me siguió pareciendo exagerada la comparación de México con Venezuela y su metáfora adyacente: la de la rana que no se da cuenta de que el agua hierve, sino hasta que no puede salir de la olla.

Sigo pensando que México es un país demasiado complejo y conectado al mundo como para que alguien lo amase a su antojo, hasta volverlo algo parecido a la Venezuela actual.

Pero la conducta de López Obrador me parece ahora menos lejana de aquella  comparación, de aquel peligro y de aquella profecía.

Luego de cuatro años y meses en el poder, López Obrador me parece un gobernante más peligroso de lo que me parecía en 2018, más obsesionado con el poder y más dispuesto a todo para conservarlo.

Creo que sigue sin tener la fuerza necesaria para moldear a México a su antojo, pero creo también que el proyecto de país que tiene en la cabeza sí se parece mucho en lo político a la dictadura de Chávez, o de Castro, más que al viejo régimen del PRI.

Lo que podía verse como una caricatura de AMLO hecha por sus adversarios en 2006, se acerca  bastante al retrato puntual de lo que AMLO dice y hace todos los días en febrero de 2023.

Creo que México sigue lejos de poder ser convertido en Venezuela, pero creo que corremos peligros políticos graves bajo López Obrador.

Creo que su mandato puede dañar nuestra democracia tan seriamente que, al final de la batalla, tengamos casi que empezar de nuevo.

Creo que puede limitar nuestras libertades al punto de que no podamos después ejercerlas libremente.

Y puede lastimar tanto nuestro Estado de derecho, débil como es, que nuestra actual sensación de vivir en un país sin ley nos parezca luego, por comparación, una barbarie deseable. 

La movilización del domingo 26 de febrero es para repudiar las pulsiones dictatoriales que nos rodean. Creo que hay que acudir a ella. Mucho depende de cuántos acudan. Por mi parte, ahí estaré.

Héctor Aguilar Camín

hector.aguilarcamin@milenio.com


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  • Héctor Aguilar Camín
  • hector.aguilarcamin@milenio.com
  • Escritor, historiador, director de la Revista Nexos, publica Día con día en Milenio de lunes a viernes
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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