Política

Timothy Snyder piensa en Ucrania

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Gil cerraba la semana leyendo un texto de Timothy Snyder, abonado de esta página y autor de libros fundamentales para entender el nuevo presente del mundo: Sobre la tiranía y El camino hacia la no libertad. The New York Times publicó, en inglés y en su edición en español, un ensayo de Snyder sobre la guerra en Ucrania. Gil lo ha subrayado y ofrece estos párrafos.

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Nos equivocamos al limitar nuestro miedo al fascismo a una cierta imagen de Hitler y el Holocausto. El fascismo era de origen italiano, y popular en Rumanía —donde los fascistas eran cristianos ortodoxos que fantaseaban con la violencia purificadora— y tuvo sus adeptos en toda Europa (y Estados Unidos). En todas sus variedades, consistía en el triunfo de la voluntad sobre la razón.Por este motivo, es imposible dar con una definición satisfactoria. La gente discrepa, a menudo con vehemencia, sobre qué constituye el fascismo. Sin embargo, la actual Rusia cumple la mayoría de los criterios que tienden a usar los académicos: un culto alrededor de un líder único, Vladimir Putin. Culto a los muertos, organizado en torno a la Segunda Guerra Mundial. Un mito sobre tiempos pasados de grandeza imperial, que ha de ser restaurada mediante una guerra de violencia sanadora: la guerra asesina contra Ucrania.

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No es la primera vez que Ucrania ha sido objeto de una guerra fascista. La conquista del país era el principal objetivo bélico de Hitler en 1941. Hitler pensaba que la Unión Soviética, que entonces gobernaba Ucrania, era un Estado judío: su plan era reemplazar el régimen soviético con el suyo y adjudicarse la fértil tierra agrícola de Ucrania. La Unión Soviética se moriría de hambre, y Alemania se convertiría en un imperio. Creyó que sería fácil, porque, en la cabeza de Hitler, la Unión Soviética era una creación artificial, y los ucranianos, un pueblo colonial (…) Hoy es Rusia la que está negándole al mundo el alimento ucraniano, y amenazando con la hambruna en el hemisferio sur.

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En 1939, la Unión Soviética se unió a la Alemania nazi como aliada de facto, y las dos potencias invadieron conjuntamente Polonia. La prensa soviética reproducía los discursos nazis, y los oficiales nazis admiraban la eficiencia soviética en sus deportaciones masivas. Pero Rusia no habla hoy de este hecho, puesto que hacerlo está tipificado como delito por sus leyes de memoria histórica (…) El hecho básico de que Stalin permitió la Segunda Guerra Mundial al aliarse con Hitler debe ser indecible e impensable.

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A un viajero del tiempo de la década de 1930 no le sería difícil identificar el régimen de Putin como fascista. El símbolo de la Z, la propaganda, la guerra como un acto de violencia purificadora y las fosas de la muerte alrededor de las ciudades ucranianas lo dicen claramente. La guerra contra Ucrania no es solo un retorno al campo de batalla fascista tradicional, sino también un retorno al lenguaje y las prácticas fascistas tradicionales. Los otros están ahí para ser colonizados. Rusia es inocente, debido a su pasado lejano. La existencia de Ucrania es una conspiración internacional. La guerra es la respuesta.

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Nuestro conocimiento sobre el fascismo es hoy mayor que en la década de 1930. Hoy sabemos a dónde condujo. Debemos identificar el fascismo, porque entonces sabremos a qué nos enfrentamos; pero identificarlo no es desmontarlo. El fascismo no es una postura en un debate, sino un culto a la voluntad del que emana ficción. Consiste en la mística de un hombre que sana el mundo con violencia, sostenida por la propaganda hasta el final. Lo único que lo puede desmontar son las muestras de debilidad del líder. Hay que derrotar al líder fascista, lo que significa que quienes se oponen al fascismo tienen que hacer cuanto sea necesario para derrotarlo. Solo entonces se vienen abajo los mitos.

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Como en la década de 1930, la democracia está en retirada en todo el mundo, y los fascistas han dado un paso y les han declarado la guerra a sus vecinos. Si Rusia gana en Ucrania, no solo supondrá la destrucción de una democracia por la fuerza, aunque eso ya es suficientemente grave. Será desmoralizador para las democracias de todas partes.

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Gil no sabe si hay pandemia o no la hay, pero como todos los viernes se reúne con sus amigos verdaderos y pone a circular algunas frases como éstas de Snyder: “Si Ucrania no se hubiese resistido, esta habría sido una oscura primavera para los demócratas de todo el mundo. Si Ucrania no gana, podemos esperar décadas de oscuridad”. 

Gil s’en va

Gil Gamés

gil.games@milenio.com
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  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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