Política

Síganlos dejando

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Entremos en materia, dijo Gil Gamés: como todos los años, ocurría la marcha en recuerdo del 2 de octubre de 1968. Diez mil convocados, más o menos. De la marcha se desprendieron, ¿quiénes?, el llamado Bloque Negro, brigadas (Gilga no ha querido escribir brugadas) de choque lesionaron a casi cien policías y 25 civiles fueron agredidos incluyendo a varios periodistas.

No es la primera vez que Gilga se pregunta: ¿por qué actúan con tal impunidad estos vándalos? La jefa de gobierno y su equipo de seguridad, ¿no saben quiénes son, de dónde vienen y por qué atacan? Pues Gil si lo sabe: primero que nada, agreden y destruyen porque las autoridades lo permiten, o lo causan. Gil se pronuncia por una vez en favor de los policías, quienes fueron enviados a detener a un grupo violento con cascos, rodilleras y escudos, ni un tolete les dieron para defenderse (no empiecen, esto es dramático). Ahí se las arreglan, mientras un grupo entrenado los ataca con marros, martillos, bombas molotov, petardos, aerosoles utilizados como lanzallamas. A uno de los jefes del operativo lo patearon en el piso hasta que quedó inconsciente.

Por cierto, el secretario de Gobierno, César Cravioto, indicó que junto al jefe policiaco capitalino, Pablo Vázquez, se supervisaría la seguridad de la marcha para que “se desarrolle con las menores afectaciones posibles”. Pues lo hicieron muy bien para que más que la verdad, muertos no hubo, felicidades. ¿Cómo la ven?

Añadan, lectores y lectoras: fotoperiodistas y reporteros fueron agredidos mientras realizaban la cobertura de la marcha. Algunos de los comunicadores lesionados fueron Ramkar Cruz, de Foro TV; Nicolás Corte, de Publimetro; David Patricio de La Razón y David de Olarte, de La Prensa. Muy bonito. Aquí cualquiera hace lo que se le da su regalada gana y se va a su casa a reposar.

Saqueos, golpeados, heridos

Gil lo leyó en su periódico El País. La jefa de Gobierno dijo: “Reconozco la valentía de las y los policías de la Ciudad de México, que resistieron provocaciones sin caer en confrontaciones”. Dios mío, meditó Gamés, dame paciencia. ¿Evitaron confrontaciones?, pero si les dieron hasta por debajo de las muelas, carambas. Un grupo de de agresores sometió a la policía, “[...] El mayor momento de tensión fue en el Zócalo. Se hizo una valla para proteger comercios y prácticamente fueron embestidos por este grupo de provocadores”,

Lectora, lector, prepárense para lo que viene, si creen en Dios persígnense, pues Brugada ha querido diferenciar la actuación policial del jueves con la militar sucedida en 1968: “A diferencia de 1968, en nuestra ciudad la policía no reprime, nuestra policía construye paz, protege a la ciudadanía y ha contribuido a la reducción de la inseguridad”.

Qué se rasquen con sus uñas

Madre de Dios, a Gil le va a dar algo. ¿Y las víctimas de los comercios saqueados, y el Memorial del 68 destruido en Taltelolco, y los que pasaban por ahí y resultaron golpeados, y los establecimientos quemados? Nada, que se las arreglen como puedan. El secretario de Seguridad de la capital, Pablo Vázquez Camacho, insistió en que actuaron “bajo los protocolos” policiales, bajo una línea de contención y encausamiento.

Pues vaya modo de contener, secretario, le han golpeado a cien policías y usted permitió que saquearan y golpearan a mansalva.

La violencia no ocurrió solamente en el Zócalo. La UNAM denunció en la noche ataques contra las instalaciones del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, donde el primer piso quedó dañado con “explosivos menores”. Y anunció que presentará las denuncias correspondientes. “Atacar un centro cultural que nació como un Memorial del 68 es una afrenta a quienes lucharon en paz por una sociedad más justa, tolerante y democrática. La violencia, y más desde el anonimato, impide construir vías de entendimiento“, pudo leerse en el boletín de la UNAM.

¿Quiénes son los integrantes del Bloque Negro? Nadie lo sabe. ¿Por qué no los investigan, arrestan y presentan ante el Ministerio Público? Sabe Dios. ¿Alguien manda a estas brigadas de choque? Sepa la bola.

Todo es muy raro caracho, como dirían en las tabernas: “Todos tranquilos aquí pasa de todo”.

Gil s’en va


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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