Gil entra en materia: de que si podrían las autoridades del gobierno de la Ciudad de México informar quiénes integran los grupos de choque que intervienen en todas las marchas que ocurren en nuestras calles y destruyen todo lo que encuentran a su paso, quién los patrocina, si es el caso, y sobre todo, si podrían detenerlos y presentarlos ante el Ministerio Público. ¿Tan difícil resulta seguir las huellas de estos rufianes y echarles el guante?
García Harfuch, secretario de Seguridad federal, ha detenido a 26 mil personas por delitos de alto impacto. Gilga se pregunta por qué la policía de la CdMx no puede detener a ochenta o cien violentos. Gil no comprende, pero a estas alturas son tantas las cosas que no comprende que una más solo adorna la maceta de las plantas envenenadas de Morena.
Cordial invitación
El día de la nueva marcha contra la gentrificación aparecieron en un video César Cravioto, secretario de Gobierno, y Pablo Vázquez, secretario de Seguridad Ciudadana: sus palabras defendieron el derecho de los ciudadanos a manifestarse, lo cual a Gil le pareció bien. Los problemas empezaron cuando Cravioto se refirió a la gentrificación y al Bando de Clara Brugada y los diversos foros que realizarán para discutir el asunto.
Cuando Gil oye que se realizarán mesas, sabe que la cosa terminará en algo inane. “Debemos cuidar que estas expresiones públicas respeten el derecho de los demás. Y vamos a estar muy pendientes”.
Por su parte, el secretario de Seguridad dijo: “El fin de semana estaremos presentes en las manifestaciones con el objetivo y la instrucción de la jefa de Gobierno de facilitar el derecho a la expresión pública y de cuidar a los manifestantes y las manifestantes. Vamos a estar acompañados de la Comisión de Derechos Humanos y el personal de la Secretaría Ciudadana estará presente ahí, equipado únicamente con escudos, rodilleras y cascos, y algunos de nuestros compañeros y compañeras llevarán extintores en caso de que se presente un incendio. Tenemos establecido un protocolo por el cual, si detectamos a personas que pudieran traer objetos aptos para agredir o para generar daños a la propiedad privada, se les invitará a que los entreguen y no los utilicen durante las expresiones públicas. Dicha invitación se hará única y exclusivamente por personal civil y de las instancias de derechos humanos.
“En caso de que no se entregaran estos objetos y permaneciera alguna conducta de daño o destructiva, la policía de la Ciudad de México encausará a estos grupos a zonas de bajo riesgo y personal civil les pedirá que entreguen sus artículos hasta que se desactiven las situaciones de riesgo. Rechazamos tajantemente la violencia”.
Marros, martillos, aerosoles en llamas
No se lo tomen a mal a Gil, pero la policía ni estuvo “pendiente” ni retiró del lugar a los rufianes encapuchados. Y no pudieron impedir que entraran a Ciudad Universitaria. A nadie se le ocurrió que su dirección sería la UNAM, y a darle de martillazos a las vidrieras del Museo Universitario, a destruir las estructuras de las ventanas, pintar muros con las más enloquecidas consignas. Obtusos y violentos hicieron y deshicieron a su antojo.
La respuesta de las autoridades: no podemos violar la autonomía. Hasta donde Gamés sabe, no se quedaron a vivir dentro de la UNAM, o sea los dejaron salir y que se fueran a reposar después de su trabajo. La invitación de los policías vestidos de civil no dio resultado: ¿me da su marro, por favor? Gilga propone que la próxima vez manden a los policías sin escudos ni rodilleras y sin cascos, total, si no los van a usar.
Le dirán a Gil que quiere represión, no exactamente, aunque unos garrotazos no estarían de más; lo que desearía Gamés es que estos sujetos sean detenidos, presentados y juzgados por los delitos que han cometido.
Consulta
La jefa de Gobierno de la ciudad ya prepara una consulta ciudadana, oh, sí. Ese camino ya lo conoce Gamés. Para qué gastan dinero, gobiernen nomás. Sí, Gil desperdicia tinta, papel y bytes. En fon.
Todo es muy raro caracho, como diría Lamartine: “Mantengo el orden con el desorden”.
Gil s’en va