Política

Lemus, gobernar ¿en minoría?

La tarea política radica en construir acuerdos, no en suponerlos. Y la reforma al Poder Judicial ha dejado claro que Movimiento Ciudadano no dispone de una mayoría absoluta en el Congreso del Estado, sino una representación que, si bien relevante, no le permite aprobar iniciativas de gran calado sin la suma de otras expresiones políticas.

Pablo Lemus ganó la gubernatura, pero el partido naranja no mantuvo una mayoría clara en el Legislativo. Esa fragmentación del Congreso no es un accidente, sino reflejo directo de una ciudadanía que votó de manera diferenciada dividiendo el poder, y obligando al diálogo para construir acuerdos. Esa es la realidad inobjetable de gobernar en minoría.

En este escenario, Morena, PAN, PRI, PVEM, PT, y diputados provenientes de los extintos partidos Hagamos y Futuro, constituyen, —por mandato de urnas— la oposición (léase bien, o-p-o-s-i-c-i-ó-n). Y son precisamente esos legisladores, que, contra todo pronóstico, decidieron ejercer su representación en un poder independiente, mediante la construcción de un bloque (por el tiempo que dure). Una cosa es el escenario nacional, donde Morena encabeza el poder federal, y otra muy distinta es Jalisco, donde Movimiento Ciudadano debe asumir el rol de gobierno, pero en un contexto de pluralidad.

Lo que parecía imposible en el papel —la convergencia de rivales históricos como el PAN y Morena— se materializó como respuesta al desdén, la falta de oficio y la negligencia de los interlocutores políticos del Ejecutivo en el Congreso. Eso ya es una verdad de ‘perogrullo’, es decir, es una afirmación que, por ser tan obvia y notoriamente pública, resulta una simpleza o necedad repetirla.

Mientras retrasaban el debate de la reforma judicial, incluso ¡violando los plazos establecidos en el transitorio de la reforma federal! el bloque opositor se consolidó cautelosamente. Y cuando quisieron reaccionar, esa nueva mayoría ya estaba sentada en primera fila. La torpeza de la operación política fue el pegamento de esa coalición inédita. 

Frente al intento de imposición, la oposición decidió ejercer su derecho constitucional y político, recuperando su condición de legisladores –en toda su dimensión– y reafirmando su cargo como contrapeso al poder. En una democracia representativa, el Congreso no está llamado a convalidar decisiones de otro poder, sino a deliberar, modificar y equilibrar el ejercicio del poder público. Cuando el Legislativo se reduce a una oficialía de partes, el principio de división de poderes pierde todo sentido y la democracia se vacía de contenido. El constitucionalismo moderno se sostiene en la existencia de frenos y contrapesos. 

La elección de 2024 modificó el equilibrio político en Jalisco y cerró la era de las hegemonías. Gobernar en este nuevo contexto exige oficio, interlocutores atentos y disposición real al acuerdo. Precisamente, como esa estructura de negociación colapsó, fue el propio gobernador Pablo Lemus quien salió al rescate, (él sí) con oficio político, oportunidad y haciendo una lectura correcta de la circunstancia. 

Su llamado al diálogo con todas las fracciones parlamentarias, colegios, universidades y organizaciones, no solo es un gesto de apertura democrática, sino también un acto de autocrítica institucional, pues supone reconocer que el Ejecutivo necesita reconstruir puentes rotos por la indolencia.

Lo que estará a debate a partir del llamado del gobernador, no es únicamente la reforma judicial, sino la salud de la democracia en Jalisco. El Legislativo no podía continuar tratado como un poder ornamental. Era absolutamente necesario que la oposición recordara que su deber no es obedecer, sino debatir y equilibrar. La pluralidad del Congreso no es una amenaza al Ejecutivo, sino la condición que lo legitima.

Afortunadamente, el gobernador Lemus parece haberlo leído mucho mejor que casi todo su equipo de colaboradores. Su convocatoria a un diálogo político abierto representa una oportunidad para recomponer el rumbo, en la imprescindible realidad de un poder plural, donde su partido –MC– tiene la obligación de construir mayorías, con base en acuerdos. La política no puede seguir ausente en Jalisco. Y en un Congreso sin mayorías hegemónicas, el diálogo no es una opción: será la única forma de gobernar.


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Gabriel Torres Espinoza
  • Gabriel Torres Espinoza
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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