El 18 de octubre se conmemoró uno de los capítulos más deleznables en la historia de la invasión europea a América, donde Hernán Cortés y su ejército masacraron a seis mil personas desarmadas en aproximadamente tres horas. Los cholultecas habían ofrecido de manera hospitalaria alimento y alojamiento a los invasores quienes de manera artera, aprovechando la víspera de una celebración religiosa, realizaron la masacre en una de las ciudades más importantes política, religiosa y económicamente de Mesoamérica.
Es de resaltarse, pues acaba de pasar un año más del “descubrimiento” de América, y sí, entre comillas, pues así como “descubrimiento”, han usado para este acontecimiento una serie de eufemismos como “encuentro de dos mundos”, “sincretismo”, “colonización”, “evangelización” y hasta “civilización”.
Todo imperio ha basado su expansión en la superioridad de tropas y armas, y en el uso de la fuerza para tomar lo que no les pertenece, y si tomamos en cuenta que en esos años Europa contaba con la enorme ventaja del uso de la pólvora con fines bélicos, tendríamos que contemplar que los pueblos y civilizaciones estarían a su merced por esa superioridad en tecnología bélica. Y así fue, muchos puntos del globo, se podría decir que de manera casi inevitable, fueron en algún momento colonia, protectorado o territorio de algún modo sometidos política y económicamente, de algún imperio europeo.
Sin embargo a los territorios de América que estuvieron bajo el dominio español les tocó lo peor del imperialismo europeo. Desde la primaria nos enseñaban que los españoles eran lo mejor que nos podía haber pasado, que había existido el mestizaje y se habían unido dos culturas en una sola.Eso no era cierto, porque aunque los imperios roban bienes y personas para enriquecer su metrópoli, aquí nos tocó un imperio que además atravesaba su período más oscurantista, el de mayor fanatismo y persecución a la ciencia ya la cultura. Esto propició que en América enfrentaran a un imperio saqueador (como todos), pero también a uno bruto en extremo, que no apreciaba a las civilizaciones establecidas, que saqueaba los tesoros nativos, y no para exhibirlos en sus museos sino para destruirlos, para fundirlos, para hacer moneditas o crucifijos. Que destruyó culturas enteras para imponer la propia.
Un ejemplo: Los territorios bajo dominio británico, como India, Egipto, Paquistán, inclusive Hong Kong, conservan hoy en día su arquitectura, arte, costumbres e idiomas originales, mientras en América esos caracteres quedaron diezmados y relegados, quedaron como sinónimo de resquicio y no de componente. Estos invasores no apreciaban en nada lo que hacían, lo que tenían y lo que representaban civilizaciones como la mexica, la maya o la inca, aunque fueran más avanzadas (y limpias) que la de ellos.
Se ha dejado de celebrar el 12 de octubre, ya no es “el Día de la Hispanidad”, o el “Día de la Raza”, y se toma como un día de reivindicación de todo pueblo originario en este continente, se empieza a tomar de manera oficial en nuestros países como una invasión brutal que se impuso a sangre, lágrimas y fuego, y no como un bonito proceso de unión d dos culturas, eso es ya un enorme avance.
@Biestro