Cultura

Vuelta a la carretera

Leí En la carretera de Jack Kerouac ya pasados los cuarenta años, y a pesar de reconocer las cualidades que lo han convertido en un superclásico, la verdad es que en ese momento no me enganchó, lo cual seguramente decía más de mí y del momento vital en que lo leí, que del libro como tal. Lo que en cambio me produjo fue una especie de nostalgia por el tipo de juventud (por mí no vivida en absoluto) ahí retratada de manera tan mágica y elegiaca, donde incluso la precariedad, el peligro y la desventura parecían formar parte de una fusión con el ambiente de la época, el paisaje, las personas que iban entrando y saliendo de las vidas de Sal y Dean, o Kerouac y Cassady, conformando una suerte de unión mística con un todo en realidad bastante mundano, alimentada por sus también relativamente pedestres aventuras en la carretera y de ciudad en ciudad. 

Recordé lo anterior a causa de la noticia del hallazgo de un manuscrito original de Kerouac, fechado el 15 de abril de 1957, que estuvo guardado cuarenta años entre los papeles de un mafioso llamado Paul Castellano, jefe de la familia Gambini desde 1976 hasta que fuera asesinado a tiros en 1985, por órdenes de John Gotti, otro jefe del clan, que fue condenado a prisión justo por el asesinato. Tras el hallazgo, un equipo de expertos se dio a la tarea de verificarlo, hasta concluir que en efecto un cuento breve de Kerouac, escrito probablemente mientras escribía En la carretera, que muestra un pasaje de ambos personajes junto con Marylou y el trasunto de Allen Ginsberg, Carlo Marx, estuvo oculto durante décadas entre los papeles de un jefe de la mafia asesinado. Así que la propia historia del manuscrito podría perfectamente figurar como parte de una novela donde, como mensaje en una botella, tarda 68 años en finalmente poder encontrar a sus lectores.

Se trata de un cuento breve titulado “The Holy, Beat, and Crazy Next Thing”, donde los tres jóvenes llegan a Denver sin gasolina ni dinero, pero intoxicados de vida y de carretera, buscando alguna “señal” que en el fondo les permita comer y emborracharse y prolongar el instante infinito en el que vivían durante unos momentos más. Hasta que van a ver a Carlo Marx (Ginsberg), quien los recibe con una pesadumbre existencial: “Los melancólicos buscadores regresan. La ciudad está muerta, los poetas han callado, y todos los ángeles se han ido a San Francisco”. Pero les da 5 dólares, que les parecen una fortuna: “Gasolina para el fuego de su búsqueda infinita”. Con lo que en efecto comen y beben y pueden continuar su camino hacia la “santa, beat y alocada siguiente cosa”.

A diferencia de la lectura original del libro, el cuento me resultó profundamente entrañable y conmovedor, a pesar de que es básicamente el mismo tono, personajes, prosa y demás. Quizá la diferencia sea en esta ocasión una nostalgia no del pasado, sino del presente, pues los jóvenes Kerouac y Cassady, intoxicados de su búsqueda de unión mística con el país y el paisaje, con los desconocidos, en busca de aventuras un tanto inocuas donde es justamente la búsqueda y el anhelo insatisfecho aquello que alimenta la “gasolina para el fuego de su búsqueda infinita” que describe Ginsberg, contrastan inmensamente con la utilitaria y narcisista actualidad, donde en el mejor de los casos un periplo como el suyo se realizaría para irlo produciendo y documentando paso a paso para las redes sociales, con la esperanza (of course) de poderse convertir en una marca de viajeros despreocupados, o algo así, y poder incrementar sus seguidores, monetizar sus aventuras y demás.

Y la idea de que además esta breve y ya anacrónica historia estuviera guardada quién sabe por qué entre los papeles de un mafioso caído en desgracia es tan fascinante que seguramente es una señal de que haya que volver a revisitar a Kerouac y su ya mítica carretera.


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Eduardo Rabasa
  • Eduardo Rabasa
  • osmodiarlampio@gmail.com
  • Escritor, traductor y editor, es el director fundador de la editorial Sexto Piso, autor de la novela La suma de los ceros. Publica todos los martes su columna Intersticios.
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