Política

La triste sensación de sentirse ajeno

En alguna entrega pasada compartí mi reflexión compactada sobre el significado de ser mexicana, de estas tierras, con nuestra gente, que es lo que hace un país. En la entrega de hoy, y a reserva de abordarlo en próximas, los caminos por lo que transito cotidianamente se han ido vistiendo de flor de cempaxúchitl de color amarillo, naranja y morado, son el preludio de la noche más intima de los mexicanos, en la que todos nos encontramos en la tierra nuestra, o más aún, en aquella en la que no cubre la bandera tricolor, y a ello me quiero referir.

Nunca me ha ocurrido, y me pregunto cómo es estar fuera, lejos, solitaria en tierra ajena, en la que no se habla con las mismas palabras que Yo, en el que las miradas cruzadas no encuentran el código de entendimiento que tenemos acá. Cuando se piensa en tierra ajena, muchas veces los mexicanos pensamos en la nostalgia del chile, o la vocación natural al alboroto. Pero en tierra lejana, ajena a andares similares al mío.

Basta salir a caminar en mi ciudad, supongo que ocurre en varias de México, para encontrarnos a migrantes, ya sean que van de paso, o que hayan decidido quedarse en estas tierras, con muchos de ellos tenemos en común el idioma, acaso también algunas señas, suficiente como para pedir en las calles un poco de solidaridad para paliar el día, para engañar la suerte y sentirse un poco abrigado frente al frío del desamparo. Para engañar la triste realidad.

Pero me imagino, en aquellos lugares no tan lejos de nuestra frontera norte o transitando los mares, ¿qué es sentirse ajeno a lo cotidiano de otros seres humanos?, en los que la mirada acaso signifique un sentido de curiosidad por alguien ajeno, o lo más seguro, un mirada distraída inmersa en la indiferencia. Siendo empática con aquellos que marcharon, sólo alcanzo a imaginar el sentido de soledad que experimentan quienes tuvieron que irse, obvio especular el sentimiento de dolor por aquellos que se quedaron atrás, a final de cuentas es una perdida, a ello no me refiero, pienso y diserto sobre el sentimiento del que camina con rumbo fijo e incierto de los peligros.

Qué soledad abrazadora significaría para mí estar lejos del naranja de la flor de muertos o el olor a leña en las fiestas patronales, los gritos del festejo colectivo, celebrando a la patria, o más aún en los que los vecinos nos deseamos buenos días.


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Carolina Monroy
  • Carolina Monroy
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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