Para estos días queda claro que fue Claudia Sheinbaum quien —con permiso del presidente Andrés Manuel López Obrador— decidió que Omar García Harfuch se lanzara a competir por la candidatura para jefe de gobierno de Ciudad de México el próximo año.
También está bastante claro, así lo cuentan y lo respaldan los datos, que la decisión fue por lo que mostraban hace unos meses, y de muchas maneras siguen mostrando, las encuestas: en una ciudad que lleva varios sexenios gobernada por la izquierda –con lo que significa ese desgaste- y donde se concentra una parte del antilopezobradorismo, no sería una elección sencilla la del próximo año como lo será en otros estados —pienso en Tabasco o Chiapas—.
Se puede ganar la Presidencia sin la ciudad, sin duda. Así sucedió en tres elecciones presidenciales desde 2000 hasta 2018.
Pero Claudia Sheinbaum no puede perder la ciudad en el 2024.
El golpe político que significaría para ella ganando la Presidencia y perdiendo la ciudad que acaba de gobernar resultaría en un inicio de sexenio atropellado. Aunque por los métodos de Morena para tener candidatos el golpe se lo puede llevar antes.
La decisión de Claudia por García Harfuch desató la molestia y la movilización de muchos grupos morenistas en la ciudad. Hemos visto legisladores, activistas, líderes de barrios que aplaudieron el día que le dieron a Sheinbaum el bastón que ahora objetan y quieren tirar su primer bastonazo.
Se dirá que es parte de la lucha interna y la democracia, y en algo tienen razón, pero ¿aplica para todos?
Hace unos días el vocero de la Fiscalía de Ciudad de México asistió a un evento de Clara Brugada. Su jefa, la fiscal capitalina Ernestina Godoy ha tenido más de una muestra de cariño con Clara Brugada en estos momentos de carrera electoral y se sabe, hace tiempo, que son buenas amigas, compañeras de lucha, leales.
Hoy, sin embargo, Ernestina Godoy es fiscal. Y aunque sea en apariencia —como la mayoría de las fiscalías— dice la ley que es autónomo e imparcial. Eso es para la justicia, me dirán, no para la política. Pero es para la justicia de la ciudad de la que es fiscal y quiere seguir siéndolo.
¿Cómo sería con su amiga Clara jefa de gobierno? ¿Cómo sería con su hoy adversario electoral Omar? ¿Debería desde su posición andar jugando en lo electoral? ¿No será por eso que se está complicando su ratificación? ¿Qué opina Claudia del “clarismo” de la fiscal?
Dudas razonables.