El gobierno federal gusta de informar del traslado de personas privadas de su libertad entre prisiones.
Lo que no cuenta es que en algunas ocasiones esos traslados tienen que ver con prisioneros y, en el caso que toca esta columna, reclusas, que son trasladadas lejos de sus ciudades por haber pedido mejores condiciones en aquellos centros penitenciarios donde fueron asignadas en un principio.
La organización CEA Justicia Social ha seguido con atención estos casos y ayer hizo la siguiente denuncia.
En septiembre de 2022 mujeres privadas de la libertad de distintos centros del país fueron trasladadas de manera arbitraria al Centro Federal de Readaptación Social Número 16, “CPS Femenil Morelos”. Desde entonces, CEA Justicia Social ha documentado graves violaciones a los derechos humanos a las que se enfrentan como usuarias del centro.
Uno de los aspectos que son de mayor preocupación es la negación, falta de atención y omisión por parte de las autoridades a las necesidades de salud. También se ha documentado que desde que las mujeres fueron ingresadas al centro se les ha negado atención médica, acceso a medicamentos, tratamientos adecuados y de calidad, aun en casos que se requiere atención urgente. Al igual que el resto de la población, tampoco se les ha brindado atención y seguimiento especializado como el servicio de ginecología y odontología. La falta de respuesta por parte de las autoridades es un indicio de que las mujeres se enfrentan a tratos crueles, inhumanos o actos de tortura.
Esta alarmante situación no es un hecho aislado, sino por lo contrario, se trata de una práctica sistemática que afecta a las mil 217 mujeres privadas de la libertad del Cefereso 16. En este contexto, la CNDH emitió la Recomendación 59/2023 el 23 marzo de 2023 por la intoxicación colectiva de 404 mujeres ocurrida en septiembre de 2022, debido a que consumieron alimentos en mal estado, se les negó atención y medicamentos adecuados.
A esto hay que aumentar que esos traslados hacen que las mujeres en prisión estén lejos de sus familias y seres queridos.
Una muestra más del punitivismo de estos tiempos que, como sabemos, nada hace para terminar con la inseguridad o dar justicia.