En el momento que escribo esto, parece que será el sábado cuando se defina el futuro de Jorge Antonio Sánchez Ortega por su nueva detención como supuesto segundo tirador del caso Colosio.
Está claro que la resurrección del asunto en estos días es parte de una estrategia, primero de López Obrador y ahora de Claudia Sheinbaum, para implicar a sus adversarios preferidos: Salinas de Gortari/Genaro García Luna/Felipe Calderón con el magnicidio.
A Sánchez Ortega y sus acciones se les investigó a fondo por todas las fiscalías y se descartó, con evidencia de verdad, que tuviera participación alguna.
La fiscalía de Alejandro Gertz ya intentó hace un par de años procesarlo y fracasó por falta de evidencia, pero aquí andamos otra vez.
El 15 de agosto de 1994, Mario Aburto ya había confesado haber asesinado a Colosio —eso sí, como un accidente, solo quería herirlo— y en algún momento hasta haber hecho los disparos. En todas sus declaraciones frente a los jueces y en una gran entrevista con Jesús Blancornelas había dicho más o menos lo mismo. Pero ese día entregó al juez una carta escrita de puño y letra donde acusaba a… Sánchez Ortega de ser el segundo tirador.
Cito unas líneas de la carta y respeto la ortografía —es un decir— del asesino:
“Dichas carcteristicas de la persona de chamarra negra, camisa negra, pelo quebradito o un poco chinito, bigote y tes morena clara; coinciden con el Sr. De Seguridad, Sr. Sanchez Ortega a quien se leve en una foto que aparece en autos sonriendo sinicamente, como si fuera muy gracioso lo ocurrido al Lic. Colocio; el Sr. Sanchez Ortega aparece en la foto con una sonrisa tan sinica, como mofandose de lo que ocurrio al Lic. Colocio, talvez pensando de que no le podrian hacer nada por pertenecer a Seguridad Nacional, Siendo esta actitud bastante sospechosa y mas aun al detenercele cuando hiba corriendo (texto ilegible) de vida. por la policía”.
Y concluye: “por eso han borrado y ocultado pruebas que me pueden servir para el esclarecimiento del caso y poder comprobar de que efectivamente fue un accidente, y que una persona tal vez compañero de ellos o de seguridad nacional hizo el segundo disparo; Han ocultado también la verdad de como ocurrieron los hechos, tratan de defender la conducta sospechosa de un agente de seguridad Nacional”.
Aburto, el magnicida, debe estar sonriendo en su celda. Lamentable.