En medio de la multitud Lucero observa y escucha detenidamente, en momentos pensativa y en otros asombrada. Le gustaría levantar la mano y hacer las mil preguntas que le vienen a la mente, pero aprieta los labios y espera, su momento llegará. Frente a ella se encuentra un personaje del cual apenas ayer conoció su nombre, esta mañana lo buscó en internet y revisó ligeramente su biografía, la sorpresa vino no solo por sus logros, sino, además, por su estilo, muy distinto al del promedio. Y, con más morbo que interés, se presentó a la exposición anunciada. Con el pasar del tiempo y las palabras, el personaje dejó en claro que el límite del éxito es directamente proporcional al entusiasmo, el mismo entusiasmo con el que Lucero levantó la mano al iniciar el espacio para preguntas y respuestas.
¿Qué es del artista plástico sin su imaginación? Lo mismo que el cocinero o cocinera sin inspiración. La sensibilidad por la cocina va de la mano del aprecio por los sabores, las texturas, los olores y, por ende, los ingredientes que se tienen a disposición. Tanto para el artista como para el cocinero, su labor radica en convertir algo convencional en arte. Al menos esa fue la base teórica para buscar desarrollar actividades que acercaran a estudiantes de gastronomía al arte. Y, en el Centro Universitario UAEM Tenancingo, se llevaron a cabo las IV Jornadas Gastronómicas, que llevaron por nombre El banquete de los sentidos. Gastronomía y Arte.
Como parte de las actividades planeadas se tuvo una cata de mieles, a cargo de la doctora en Ciencias Químicas, Ana Laura Becerril, y el apicultor Rodrigo Ismael Campos López; así como un taller de Barismo, a cargo de la licenciada en Gastronomía Laura Guadalupe Castañeda; como parte de los nuevos escenarios culinarios, se ofreció un taller de diseño floral, impartido por el doctor en Ciencias Agropecuarias y Recursos Naturales Alfredo Ruiz Orta, quien combinó el uso de calabaza de castillo como base para un arreglo floral; del mismo modo se buscó alternar la gastronomía con actividades saludables, por lo que se brindó una sesión de Yoga por parte de la licenciada en Nutrición Yelithza Chavelas Domínguez; como acto final, se contó con la presencia del chef mexiquense Pablo Salas, quién compartió su trayectoria profesional a través del origen de Amaranta, restaurante que, junto con su familia, ha llevado a tener un reconocimiento internacional.
Fue justo en este último punto, donde el estilo personal del chef y la expectativa del público, lograron amasar una charla de más de una hora, lo cual pocas veces se ve en una conferencia para estudiantes. Al final, una fila relevante de asistentes, deseosos de una foto y hasta el autógrafo del chef, concluyó estas jornadas, dejando un sinfín de ideas y detalles a mejorar, pero siempre con el gusto de poder ver rostros alegres, mucho conocimiento y, por supuesto, mucha comida.