Política

Digifelicidad

A la izquierda Luis Vuitton. A la derecha, Hermes. Frente a ti, Ferrari. En un segundo estás en la primera fila de un concierto de Bruno Mars. Oprimes tres botones y ya eres propietario de un terreno con vista al Parque Central. No es un sueño, es la realidad; o al menos, una realidad virtual. Es la realidad del Metaverso.

Decentraland se llama tu ciudad y todo sucede en tercera dimensión, mientras utilizas gafas de realidad virtual y pagas todo en criptomoneda. Tu título de propiedad no tarda meses en expedirse, porque a través de blockchain un NFT te da posesión inmediata de tu predio digital que, sin existir, existe y, aseguran, seguirá existiendo para siempre y aumentará su valor hasta niveles insospechados, tal como el Bitcoin en dos años o el Ethereum en uno. Si te estoy hablando en chino, porque nada entiendes, sigue leyendo.

El Metaverso no es nuevo, pero nunca antes ha sido tan serio ni ha estado tan capitalizado como hoy. Desde hace al menos 25 años han existido juegos en los que se construye un mundo paralelo y virtual; un mundo digital y feliz en el que tienes un personaje que te representa, llamado “avatar”, y en el que podías interactuar con otras personas virtuales, comprar propiedades e incluso crear familias o negocios.

Pero esos siempre fueron juegos de niños. Lo que hoy está surgiendo tiene poco de infantil. El Metaverso es la gran apuesta comercial de los gigantes tecnológicos para capturar un mercado global que ha cambiado radicalmente en sus hábitos: jóvenes encerrados en un mundo digital, que no interactúan ni compran ni se enteran de nada sino a través de ese mundo.

Una pandemia que reforzó estas conductas incluso en los no tan jóvenes y una conectividad casi universal en los grandes centros de consumo le permiten al Metaverso ser rentable.

Las marcas, los artistas y todo lo que se te ocurra pueden estar siempre presentes, incluso donde no lo están y, por ahora, a una fracción del costo del mundo real. El mundo virtual es accesible desde donde sea, a la hora que sea y puedes vender lo que sea en monedas no reguladas, bajo reglas que no ponen gobiernos ineficientes, sino los mismos participantes.

Hoy aún es incierto si el Metaverso será un espacio permanente de interacción comercial global. Lo cierto es que ya es un mercado de un trillón de dólares y las mayores empresas del mundo están comprando sus predios virtuales como si fueran pan caliente, antes de que se acaben.

No sé si sea momento de que corras a poner tu tienda, pero sí es urgente que al menos te enteres cómo funciona esta nueva tendencia global. En una de esas, hasta encuentras un terrenito en oferta ahí donde siempre soñaste iniciar una vida de felicidad; que en este caso será de digifelicidad. Es el consejo irreal de tu Sala de Consejo semanal.

Arnulfo Valdivia Machuca


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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