Política

El cese al fuego

Nadie pensaba que sería posible, y mucho menos que fuera pronto. Sin embargo, esta semana se anunció un cese al fuego, que es la primera parte de una posible solución a la guerra entre Israel y Gaza. El acuerdo vino desde el lado menos probable de la ecuación: el gobierno de los Estados Unidos, y en particular, del presidente Donald Trump.

Esto parece irónico y paradójico, porque si alguien ha favorecido el uso de la fuerza, y si alguien había atacado verbalmente —e incluso hasta en la práctica— a Palestina, era precisamente Trump. Basta recordar que canceló la visa del presidente palestino Mahmoud Abbas para impedirle ingresar a la Asamblea General de la ONU, algo francamente inaudito. Fue Trump también quien, desde su mente empresarial, propuso convertir a Gaza en un destino turístico administrado por su compañía. Lo cual, en la práctica, implicaba la ocupación del territorio. Y, sin embargo, al final fue él quien encontró una forma de negociar la paz en la región, al menos de inicio.

Lo de Trump es particular: lo suyo es un estilo de negociación distinto, y es ahí donde probablemente radica su éxito. Un éxito del que los canales diplomáticos tradicionales han carecido en años recientes. Esto no quiere decir que uno deba aprobar los modos de Trump, pero sí que habría que analizar cuáles de sus estrategias están dando resultados, para comprenderlas e incorporar, con inteligencia, lo que funcione. Y es que, en general, la diplomacia multilateral, atrapada en su propia retórica, ha dejado de ser eficaz. En un mundo donde los foros internacionales se han vuelto espacios de acusaciones rituales más que de soluciones concretas, el estilo de Trump ofrece una lección incómoda pero útil.

Este es un espacio corto para analizar a fondo lo que probablemente hace que su estilo sea eficiente. Pero hay algo evidente: Trump ha decidido negociar desde la fuerza y no desde la debilidad. Esa es ya una primera lección. Una segunda es su pragmatismo por encima de cualquier idealismo. No se pierde en lo banal, sino que persigue lo real.

Al final no todo está resuelto, porque aún falta una paz duradera. Pero lo primero ya se logró: detener la carnicería que se estaba llevando a cabo en contra de la población palestina. E identificar que, en gran medida, fue tan culpable el gobierno israelí por su ferocidad como los terroristas de Hamás, que usaron a su propio pueblo como escudo humano.

Se cumplió la primera fase. Esperemos que también las subsiguientes lleguen a buen puerto, incluso si eso implica seguir utilizando las estrategias del presidente Trump. Son formas que pueden no gustar, pero que por ahora sirven. Y deseo que sigan sirviendo. Es el análisis medioriental de tu Sala de Consejo semanal.


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Arnulfo Valdivia Machuca
  • Arnulfo Valdivia Machuca
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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