Siento una vergüenza muy grande por el Partido Acción Nacional que, como usted sabe, se acaba de relanzar.
A ver, a ver, ¿cómo que relanzar? No es una botana. No es un hotel. No es un supositorio. Es un partido político.
En política las cosas no son así. No se manejan así. Tan sólo el hecho de pensar en un relanzamiento es un error.
Una marca que se relanza es una marca que estaba mal. ¿El PAN estaba mal? ¿Su misma gente reconoce que estaba mal? ¿Quién en su sano juicio se va a querer afiliar a algo que estaba mal?
Porque por más que le muevan a una marca que se relanza, siempre quedan las dudas:
¿Qué habrá pasado como para que decidieran volver a empezar? ¿Por qué la gente que se equivocó sigue ahí? ¿Quién nos garantiza ahora que lo que se esté relanzando esté bien?
Pero la señoras y los señores de Acción Nacional no son tontos. En sus filas hay grandes empresarias y empresarios, gente experta en mercadotecnia.
Por lo mismo, su relanzamiento llega acompañado de medidas desesperadas como regalar, rifar, teléfonos celulares. ¿Así o más humillante?
Eso no es convocar a las multitudes. Eso no es defender una postura ideológica. Es un insulto.
¿Por qué? Porque es subestimar al pueblo de México. Es suponer que nuestras mujeres y que nuestros hombres están en venta, que se les puede comprar con un iPhone.
Es grosero. Es grotesco. Es tristísimo. La confirmación más penosa de que las cabezas de ese partido político desconocen a la ciudadanía, de que ya perdieron el piso.
Y es que no sólo estamos hablando de la triste historia de los celulares. ¿Qué me dice de lo de la App, de lo de “me afilio al PAN con un solo click”?
Un partido político no es una tarjeta de crédito. Se necesitan convicciones. Hay que ver a los ojos a la gente. Hay que caminar, sudar, trabajar.
Pretender que el futuro de la nación se resuelve así es llevar a la política más allá de la frivolidad. Es confundir a las multitudes. Es un chiste que se cuenta solo.
Y es que ahí está toda la soberbia, todo el clasismo, todo lo que, paradójicamente, hizo que el PAN dejara de ser lo que alguna vez fue.
¿Ya vio el video “No se rindan”? Es como un homenaje a ellas mismas, a ellos mismos, con el uso más barato de la inteligencia artificial para resucitar figuras que, si vieran en lo que acabó Acción Nacional, se volverían a morir de la decepción.
¿A esto le llaman un relanzamiento? Eso es perder la dignidad. Es egolatría. Es distraerse con banalidades. Un partido político no se vuelve mejor ni con eso ni con un cambio de logotipo.
Un partido político se vuelve mejor en la medida en que conecta con la gente, en la medida en que representa a la gente. Un partido político es un tema social.
No hay manera de conectar, por ejemplo, con ese video de la tesorera convocando a las multitudes desde la barra de algo que parece un bar. No estamos ligando. Estamos haciendo comunicación política.
Si alguien me hubiera dicho, en los años 80, en los 90, que el Partido Acción Nacional iba a acabar así no lo hubiera creído.
Eso no es oposición. Es una burla. Y qué triste porque entre más le mueven, más se hunden y luego se van a hacer las víctimas acusando de autoritarismo al partido en el poder. ¿O usted qué opina?