En el 2014 el P. Provincial de la Compañía de Jesús ante la preocupación de cómo atender el fenómeno de la violencia y la delincuencia en el país designó a un equipo de jesuitas para diseñar un programa con líneas de acción claras que pudieran promover una cultura de paz.
En una primera etapa se elaboraron diagnósticos en comunidades, barrios e instituciones educativas, con el fin que diera información para ubicar las diversas aristas de la violencia.
Una segunda etapa, conllevó la realización de conversatorios con jóvenes y diferentes actores.
En la tercer y última etapa contempló el diseño de proyectos de reconstrucción del tejido social en Tancítaro y Cherán, Michoacán.
El resultado arrojó conclusiones interesantes, de las cuales, cito las que considero más importantes:
el problema de la paz no es un problema emergente sino un problema estructural multicausal, es decir sistémico; la paz tiene que construirse desde diferentes instancias; es necesario una visión interdisciplinaria para comprender el fenómeno de la violencia y la delincuencia y construir una respuesta apropiada; el término que más ayuda al análisis de la información es el de tejido social teniendo como reto de recuperar o crear significaciones comunes de sentido que forjen al sujeto en una transformación social; el término que más ayuda a la elaboración de una propuesta es el del buen convivir que posibilita la incorporación fundante del mundo; y por último, el enfoque integral de los Derechos Humanos permite crear una visión comunitaria del derecho del cual desarrolle el eje fundamental de la recuperación de la armonía.
Para el jesuita Jorge González el enfoque de reconstrucción social supone: “la configuración de vínculos sociales e institucionales que favorecen la cohesión y la reproducción de la vida social”.
Detalla que con ello permite entender que la violencia tiene en sus raíces un proceso de fragmentación social.
A partir de este marco surge le propuesta del programa de Reconstrucción del Tejido Social que se compone por:
Espiritualidad Eco-comunitaria; Reconciliación familiar; Educación para el Buen Convivir; Gobierno Comunitario; y, Economía Social y Solidaria.
Cada componente concibe una metodología particular, por ejemplo, Educación para el bue convivir, contempla las Asambleas de Paz, esta metodología se fundamenta en la justicia restaurativa.
Consiste en realizar, cada salón círculos, cada 15 días, una asamblea que tiene el objetivo que los alumnos puedan dialogar y resolver los conflictos cotidianos.
El camino es largo y sinuoso, sin embargo, hay una apuesta por la paz.