Espectáculos

La película "Héroes"

Es pésima, realmente pésima, pero hay que verla. ¿De qué estoy hablando? De la película “Héroes” que se exhibe en este momento en un montón de salas de todo el país.

¿En qué me baso para decir que es pésima? En que el guion no se entiende y en que pesan más las carencias económicas que la creatividad. Es como un mal “videohome” de 1990.

¿Entonces por qué hay que verla? Porque le juro que muchas de esas actrices, que muchos de esos actores, en un par de años se convertirán en las nuevas leyendas del cine mexicano.

¿Cuánto quiere que apostemos que al menos una de esas chicas será la nueva Salma Hayek? ¿Cuánto quiere que apostemos que al menos uno de esos chicos será el nuevo Diego Luna?

Salma, Diego y todos los demás, cuando comenzaron, hicieron muchos contenidos como estos.

¡Qué orgullo haberlos acompañado desde el principio! ¡Qué orgullo será, para usted y para mí, mirar a estas niñas y a estos niños a la cara, en el futuro, y recordarles su participación en “Héroes”!

Además, sí hay un reparto de primerísimas figuras del cine nacional como Ariel López Padilla, Silverio Palacios y Plutarco Haza que hacen un trabajo espléndido.

¿Cuál es la nota? Que hoy es 13 de septiembre, el Día de los Niños Héroes y que “Héroes” es precisamente una película que cuenta su historia.

Corra a llevar a sus hijas y a sus hijos a verla. Corra a mirar este espectáculo que consciente o inconscientemente recupera el cine propagandístico que le dio sentido a nuestra nación a mediados del siglo pasado.

Y sí, sí le voy a contar detalles porque en este caso muy específico no importan los “spoilers”. A todos nos enseñaron esta historia en la primaria.

¿Cuál es la bronca de “Héroes”? De entrada, que la historia de los niños héroes es la historia de una derrota. ¡Nos ganaron los gringos! Vinieron, mataron a los niños héroes y se quedaron con la mitad del país.

¿Puede haber una fiesta nacional más extraña que ésta? “Héroes” tuvo la oportunidad de contar esto de una manera diferente, de sensibilizarnos sobre situaciones que nadie ha querido tocar.

¿Pero qué fue lo que hicieron sus escritores? Empeoraron las cosas.

No sólo nos volvieron a machacar la idea de que nuestros cadetes perdieron con honor y que eso estuvo fantástico… ¡Nos pusieron más niños héroes!

De por sí era infernal memorizar los nombres de los que están en el Altar a la Patria en el Bosque de Chapultepec. ¡En esta película son como el triple!

Cada uno con su historia personal, familiar, su novia y sus vicios. Y luego como todos se ven iguales, de repente uno, como espectador, se pierde y acaba por encontrar humor donde no lo hay.

Yo, por ejemplo, no sabía que Miguel Miramón había sido niño héroe y que se había salvado de la masacre de 1847.

¿Y todo para qué? Para que unas cuantas décadas después lo fusilaran en el Cerro de las Campanas con Maximiliano por haberse puesto del lado equivocado de la historia. ¡Pobre hombre! ¡El chiste se cuenta solo! ¡Nacido para perder!

Imagínese usted todo esto, en tono como de monografía de 1973, y que de repente le pongan a unas monjitas haciendo comedia con botellas de rompope.

Por eso le digo que es como un “videohome” de 1990. Me queda claro que pusieron a Silverio Palacios porque ya se les había muerto Joaquín García “Borolas”, que sí no, ese papel del cocinero chistoso se lo hubieran dado a él.

¿Qué tienen que hacer unas monjas y un cocinero haciendo sketches mientras matan a los niños héroes? ¡Pues quién sabe! Pero a alguien se le ocurrió y, peor tantito, pensó que eso iba a ser muy digno.

Porque eso sí, “Héroes” es un gran homenaje al ejército nacional.

Todos los personajes hablan de la frase célebre para arriba y, por si esto no fuera suficiente, los están matando y, ¿por qué no?, antes de torcer la boca se avientan un discurso de lo mucho que aman a México, de lo hermosa que es la bandera y de todo eso que nos encanta en las Fiestas Patrias.

A mí sí me dio pena ajena la producción porque si algo tenemos en la actualidad son recursos técnicos para resolver digitalmente las más insólitas situaciones.

¿Y qué hicieron los responsables de “Héroes”? Cae una bomba, por ejemplo, y agitan la cámara y avientan humo y polvito para que los espectadores sientan el efecto “especial”.

Perdón pero esto ya no se hace ni en los programas unitarios de la televisión abierta privada nacional.

Todos estábamos esperando, por mencionar sólo un detalle, el momento en que Juan Escutia se avienta desde las alturas.

¡Es un clásico! ¡Como el hundimiento del Titanic! Después de “Bardo”, aquello prometía ser la secuencia del año.

¿Y con qué nos salieron aquí? Con algo tan penoso, tan penoso, pero tan penoso, que no se lo voy a contar para que lo vea en el cine y se enoje como yo.

Podría estar todo el día escribiéndole de “Héroes”, dándole nombres para bien y para mal, pero mejor no.

Vaya a verla y júzguela usted mismo. Algo me dice que es un título más importante de lo que parece y que entre sus actrices, sus actores y la gente que participa ahí, hay personas que con el paso de los años se volverán fundamentales para el cine nacional. ¿O usted qué opina?


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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