Hoy viernes 26 de julio es un día importante para los que amamos las telenovelas.
¿Por qué? Porque termina “Vivir de amor”, uno de los melodramas seriados más divertidos de los últimos años y, por supuesto, hay que despedirlo en grande.
¿Cuál es la relevancia periodística de lo que va a pasar esta tarde, a las 16:30, en Las Estrellas?
Primero, estamos hablando de un rescate de un tipo de telenovela que durante décadas hizo famosa a Televisa y que por diferentes razones, una más penosa que la otra, se había dejado de hacer.
Segundo, este título representa el retorno triunfal del productor Salvador Mejía a la creación de esta clase de contenidos después de haberse ido, regresado y reacomodado en la industria.
Tercero, “Vivir de amor” ha representado, en términos de programación, el más maravilloso puente entre las repeticiones de mediodía y las propuestas de estreno, comenzando con “Como dice el dicho” y acabando con “La historia de Juana”.
Y cuarto, esta magnífica adaptación de “Laços de Sangue” ha sido, objetivamente, un gran éxito.
Las audiencias telenoveleras la han recibido con amor, entusiasmo y ha resultado buenísima para el chisme, el viboreo y, lo más importante de todo, el empoderamiento.
Los números de esta emisión han sido tan buenos o hasta más que los de muchas producciones nocturnas, superando con un margen amplísimo a cualquier tipo de competencia.
Sí estamos hablando de algo muy interesante que, a diferencia de los grandes clásicos de los años 70, 80 y 90, no tiene problemas ideológicos.
¿Sabe usted lo que es hacer telenovela tradicional hoy sin mandarle mensajes negativos a la sociedad? Es poco menos que un milagro, la más clara demostración de que cuando las cosas se trabajan bien, al final a todos les va increíble.
Y yo no sé qué me hizo más feliz, si las portentosas actuaciones de Gabriela Spanic y Eugenia Cauduro, el crecimiento monumental de Gala Montes y Juan Diego Covarrubias o la participación especial de figuras como Magda Karina y Amairani Romero.
Menciono en especial a estas seis estrellas, teniendo a tantísimas otras, porque en verdad hicieron algo hermoso.
Gaby Spanic gozó haciéndonos gozar de una manera alucinante. Eso sólo lo consigue alguien que domina el arte de la telenovela.
Eugenia se transformó de una manera admirable. Tenemos que reconocer que se trata de una primerísima figura de este negocio.
Gala, más allá de que está en los cuernos de la luna por su participación en “La casa de los famosos México”, va que vuela para ser grande entre las grandes.
Juan Diego Covarrubias es algo que no se puede creer. Es bueno para la comedia. Es bueno para el teatro. Y cuando lo ponen en telenovelas, también. ¡Bravo!
Y qué bonito, insisto, invitar a gente que significó y significa tanto para los que adoramos esta clase de contenidos como Magda Karina y Amairani porque esto significa que hay memoria, que hay respeto.
Cuando guste hablamos de la participación de otras estrellas, de la música, del tono.
Hay muchas formas de hacer telenovela y ésta, con ese sabor tan panregional, tan hecha para los mercados internacionales, se extrañaba.
¿En qué va a acabar? Seguramente en algo delicioso porque todo lo que hemos visto en los últimos episodios ha sido una locura: salidas de la cárcel, payasos malditos, historias que se repiten.
Luche con todas sus fuerzas por divertirse con el gran final de “Vivir de amor”. Le va a gustar. De veras que sí. ¡Felicidades!