Impresionante. El primer informe de gobierno de Clara Brugada estuvo impresionante.
Tanto que, por supuesto, pisó callos y más de uno se sintió ofendido.
Con la pena: si se trataba de reportar un año de trabajo, había que reportar un año de trabajo sin miramientos, sin censura, sin pudor. ¡Y qué año!
¿Por qué le estoy escribiendo de esto? ¿Por qué hoy? ¿Por qué aquí si se supone que tendría que estar hablando de temas de televisión?
Primero, porque ésta es la nota. Segundo, porque hice un análisis de todo lo que pasó antes, durante y después de ese evento tanto en medios como en redes y necesitaba enfriar la cabeza, tomar distancia.
Y tercero, porque la televisión jugó un papel fundamental en la transmisión de este informe.
¿De qué televisión estamos hablando? De Capital 21, del Servicio de Medios Públicos de la Ciudad de México, de esa señal que el cerco informativo no quiere que trascienda pero que a fuerza de dar golpes como éste, se está convirtiendo en el favorito de muchas audiencias.
Entremos en materia. ¿En qué me baso para afirmar que esto fue impresionante?
En la estructura y tono del mensaje de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
¿Estamos de acuerdo en que cada gobernante es libre de presentar su informe de gobierno como quiera?
Clara, a diferencia de otras personalidades, diseñó un discurso que partió de ejes temáticos muy específicos y diferentes.
Fue del “Presupuesto, la austeridad, la honestidad y el buen gobierno” a la “Ciudad capital del bienestar y la atención a grupos prioritarios” pasando por “Prosperidad compartida, empleo y desarrollo económico”, “Igualdad de género”, “Construcción de paz y seguridad”, “Cultura”, “Salud” y más, muchos ejes más.
Amo la manera como Clara llama a las cosas porque las actualiza, las aterriza, se encarga de que conecten con el pueblo.
Pero amo más su humildad y transparencia. Le explico: en esta clase de transmisiones lo que predomina es la arrogancia y el autoelogio.
Lo primero que la Jefa de Gobierno hizo cuando tomó el micrófono fue agradecer, reconocer el apoyo, hablar de esto como el resultado de un trabajo en equipo hacia adentro y hacia afuera.
Y contrariamente a la tradición, reconoció momentos difíciles, momentos dolorosos como el asesinato de Ximena y Pepe, dos de sus colaboradores más cercanos.
Para que entienda, en cuanto Clara comenzó a hablar de eso, la multitud reunida en la Cámara de Diputados de la Ciudad de México reaccionó sorprendida y empezó a aplaudir.
La Jefa de Gobierno, en lugar de hacer una pausa para recibir los aplausos, para llorar o para lo que fuera, continuó hablando de manera contundente, sin perder ni un milímetro de autoridad, de liderazgo.
¿Así o más profesional? ¿Así o más 360? ¿Ahora entiende por qué le digo que esto fue impresionante?
Le recomiendo que por nada del mundo se vaya a perder este informe en los archivos del canal de YouTube de Capital 21.
Es una cátedra de comunicación política porque, tal y como le dije al principio de esta columna, además de la estructura, hay datos fundamentales que urge que se sepan, que se compartan y que se celebren.
Y está lo del tono: Clara no está imitando a nadie. La jefa de gobierno de la capital de todas las mexicanas y de todos los mexicanos tiene su propio estilo.
No hay manera de verla y de no sentirse cuidado, de no sentirse atendido, de no sentir que se está trabajando. ¡Felicidades!
Y felicidades a Capital 21 que nos ofreció una especie de maratón con grandes especiales antes y después de la ceremonia oficial, y un ingenioso manejo de cámaras.
No sé usted pero ese momento en que Clara llegó a la sede fue muy mágico porque a pesar de que todavía falta el gran evento con el pueblo, fue el pueblo el que la recibió con un cariño que hasta daba gusto verlo. ¡Así se hace! ¿A poco no?