Algo macabro va a ocurrir en “Amanecer”. Se ve venir. Se ve venir después de una semana que preparó todo para la recta final.
Me encanta que los villanos, lejos de recibir el castigo que merecen, vivan algo terrible que los vuelva todavía más malos.
Eso no es común en las telenovelas mexicanas. Eso le va a dar mucha fuerza a los últimos capítulos de esta producción de Juan Osorio.
Sebastián (Daniel Elbittar), el asesino, pudo haber terminado su carrera después de lo del ácido. Pero no, adquirió elementos para odiar más.
Atocha (Ana Belena), la asesina, pudo haberse dado por vencida después de que le quemaron las manos. Pero no, agarró un segundo aire para hacer cosas peores.
Covadonga (Blanca Guerra), la abuela maligna, pudo haber aprendido la lección después del giro que tomó su vida. Pero no, se sabe descubierta y su venganza no tendrá límites.
Amapola (Catherine Siachoque), pudo haberse resignado después de que la encerraron en la cárcel. Pero no, alimentó un rencor mil veces más profundo.
Íñigo (Ernesto Laguardia), pudo haber aprendido la lección después de todo lo que le han hecho. Pero no, es necio. Es malo. Y por supuesto que no se quedará con los brazos cruzados. ¿Le sigo?
Lo que quiero es que entienda el nivel de retos que Alba (Livia Brito) y Leonel (Fernando Colunga) van a tener que enfrentar en las próximas dos semanas para alcanzar la felicidad.
Más ahora que tendrán un bebé. Deje usted que la hacienda esté quebrando, que las fresas se estén pudriendo y todo lo que ya sabemos.
¿Puede haber algo más indefenso que un bebé? ¿Puede haber un dolor más grande para una mamá, para un papá, que le hagan algo a su bebé?
“Amanecer” comenzó atacando lo más sagrado que puede tener una mamá, un papá: a los hijos. Va a cerrar exactamente igual. Eso parece.
¿Así o más perfecto el trabajo estructural de este equipo literario encabezado por Pablo Ferrer, Santiago Pineda y Martha Jurado?
Pero, ojo, no quiero que vaya a pensar que en este título de TelevisaUnivision todo es maldad. Lo más sorprendente es el equilibrio de fuerzas.
Estamos jugando hasta con Dios y con el diablo. Si no me cree, pregúntele al padre Benigno (Omar Fierro).
Frente a todo el torrente de odio que le acabo de mencionar tenemos una poderosísima avalancha de amor y valores humanos.
La historia de amor de Fátima (Vanesa Restrepo) y Camilo (Nicola Porcella) no puede ser más hermosa.
Ella quiere ayudar a otras mujeres que han sido víctimas de violencia. Él es un rey que ha vencido el alcoholismo y que acaba de iniciar un emprendimiento.
La historia de amor de Malú (Valeria Santaella) y Tonatiuh (Emilio Osorio) es un monumento a la inclusión. Tiene que ver con autismo. Tiene que ver con neurodivergencias. Tiene que ver con esperanza.
Pero para esperanzas, el amor de Prudencia (María Rojo) y Doroteo (Salvador Sánchez).
¿Por dónde quiere que empiece? Tenemos adultos mayores. Tenemos adultos mayores que se están atreviendo a comenzar de nuevo. Tenemos adultos mayores que se están atreviendo a comenzar de nuevo con problemas de salud.
Las personas adultas mayores sí pueden volver a empezar. Los problemas de salud no son un obstáculo. El amor no conoce obstáculos.
Pero espéreme tantito porque aunque Jovita (Patricia Reyes Spíndola) ya dijo que a Justo (Humberto Elizondo) siempre lo ha tenido en la “friendzone”, algo me dice que ahí va a pasar algo.
Hasta Joaquín (Tiago Correa) podría cerrar bonito en esta telenovela. A la única a la que no se le han parado ni las moscas es a mi Trini (Concepción Márquez).
Amo, amo, amo a ese personaje. Concepción es una actriz maravillosa y se merece lo mejor. ¿O usted qué opina?
Luche con todas sus fuerzas por seguir viendo “Amanecer” en Las Estrellas, VIX y Univision. Le va a gustar. De veras que sí.