Las elecciones más grandes de la historia han dejado al descubierto la fragilidad municipal, donde no solo cuentan con pocos recursos ante la cantidad de problemáticas, sino que la lucha por el poder local, es tan grande y evidente, que se ve reflejada en las contiendas electorales.
Tan solo los datos proporcionados en el informe de Noria Research sobre Elecciones y Violencia en México, mencionan que más de 100 personas fueron víctimas de homicidio (violencia política electoral), los cuales más del 60% fueron con arma de fuego, siendo relevante que no todos los casos se presentaron durante las campañas electorales, de hecho, el 34% se dieron antes, es decir durante la etapa de precampaña (o antes).
Por lo que muchas disputas que derivaron en violencia política homicida, fueron tan solo para ganar una candidatura, pero que además se recrudecieron durante la disputa electoral.
Siendo el dato más alarmante, que de todos los casos de violencia política electoral identificados en el informe de Noria Research, podemos identificar que el 55% de las incidencias de violencia se presentaron alrededor de la elección de ayuntamientos. Como bien lo vivimos el año pasado en Hidalgo, con diversas acciones violentas durante la jornada electoral y post jornada electoral, con toma de consejos electorales municipales, presiones, movilizaciones y actos que buscaban desestabilizar el proceso electoral; a diferencia de estas últimas elecciones de junio, donde prácticamente no se presentaron actos de violencia política post electoral.
Por ello, debe preocupar lo que ocurre en el orden municipal, que, en vez de ser el piso firme del pacto federal, se ha convertido en el eslabón más débil, y presa fácil de los poderes facticos, incluyendo la delincuencia organizada.
Ahora vemos que el municipio es el orden de gobierno más vulnerable, pero también el escenario más endeble en la disputa por el poder político, donde las presiones se radicalizan, al grado que, en la última elección de ayuntamientos en la entidad, en algunos casos se tuvo que trasladar la realización de los cómputos a la capital. Este es otro ingrediente que se debe considerar al momento de replantear una gran reforma electoral en México.
Alfredo Alcalá
Twitter: @alfreduam