Cuenta el monero Arturo Kemchs que Eduardo del Río logró colarse en un grupo de periodistas que viajó a Cuba para ver qué estaba pasando allá después del triunfo de la revolución. Y cuando iban a tener una audiencia con Ernesto Che Guevara, el guerrillero, que tenía perfectamente identificado al caricaturista mexicano y había sido enterado de su incursión, entró a la sala y preguntó: “¿Dónde está el tal Rius?”.
El Che quería conocer al autor de Cuba para principiantes (1966), el tal Rius, a quien su colega Kemchs le ha dedicado el libro Rius de carne y hueso (La Katrina Editorial, 2025), una vasta recopilación de documentos, fotografías, cartones y anécdotas de su archivo y memoria personal, aunque mucho se quedó fuera, como el caso de que Rius se afanó la bachita de un puro que fumaba el Che, la guardó en su hotel como tesoro, pero la mucama la vio y la tiró a la basura, para frustración del aspirante a coleccionista.
Kemchs sostiene que Rius merece un museo y apunta que cuando éste falleció el 8 de agosto de 2017 planteó a su viuda, Micaela Flores, que se le rindiera homenaje en Palacio de Bellas Artes y no solo se le velara en una funeraria; ella contestó que alguien se le acercó para tratar el tema, pero no hubo más.
“Lo propongo siempre que puedo. Rius se merece un museo, un homenaje. Parte de mi colección personal es con esa intención. Tengo tantas cosas de Eduardo, que sería el primero que aportaría mucho material. Cuando le han hecho algunas exposiciones en El Estanquillo, entro y les digo: ‘No manchen, ¿por qué no me localizaron? Tengo dos veces más de Rius de lo que expusieron aquí’.
“Una vez le dije a Claudia Sheinbaum cuando era jefa de Gobierno: ‘Rius se merece un museo’. Sheinbaum tiene mucha admiración por Rius. Como que la vi interesada, pero no seguí insistiendo, además de que no la volví a ver. Pero esa vez que salió el tema a relucir, le dije: ‘Rius necesita un espacio, tiene material suficiente para que se le hagan un museo”, expone el ex presidente de la Sociedad Mexicana Caricaturistas y ganador en varias ocasiones del Premio Nacional de Periodismo.
Caricaturista político desde 1979, Kemchs (1958) tuvo su primer acercamiento con Rius (1934-2017) en la adolescencia a través de la lectura de Los Supermachos, antes de entrar al Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH). Después se metió de lleno a leer todos sus libros desde el best seller Cuba para principiantes, que se sigue vendiendo en librerías, incluida la que lleva el nombre de Rius en el pasaje del metro Zapata, donde se abrió el Museo de la Caricatura, que también dirige el monero.
Kemchs afirma que su maestro y amigo le regaló su último libro, inconcluso e inédito hasta ahora.
“Tengo una pieza de museo de Rius. Cuando él sabe del museo del metro Zapata, me dice: ¿¿Y qué más vas a hacer?’. ‘Pienso poner vitrinas’. Y me contesta: ‘Te voy a regalar algo’. Un día me llega un sobre y traía su último libro. En Rius de carne y hueso platico de él. Eran todos los apuntes. Y publico la carta que me escribe: ‘Arturo: Espero te sea útil lo que te mando. El cuaderno es lo que usaba para preparar los libros. Este nunca lo acabé y se iba a llamar Un solo dios verdadero. Ni modo. Abrazos. Rius’.
“El otro día que estuvimos en El Estanquillo, en un homenaje que se le hizo, me invitaron a estar en la mesa. Y dije: ‘Yo tengo el último libro de Rius, escrito por él’. Y vi que la viuda, Micaela, se me quedó mirando. Y le dije: ‘Déjeme explicarle’. Yo tengo el original de lo que vendría siendo el último libro de Rius, con la carta. No se publicó porque se quedó a la mitad. Lo que publiqué en Rius de carne y hueso, son los apuntes. De ahí se tenía que brincar a la ilustración; o sea, ya que terminaba toda la investigación, el otro paso era acomodarlo, darle orden e ilustrarlo. Ya no lo hizo”, agrega el monero.
La charla con Kemchs se realiza en el café La Habana, en la esquina de Bucareli y Morelos, donde dice que se reunía con Rius. Cuba siempre estuvo presente en la mente y obra del autor también de Los Agachados e incluso, por iniciativa suya, armaron al alimón los libros Lástima de Cuba. El grandioso fracaso de los Hnos. Castro y La historia (oficial) me absolverá, este último una compilación de más de 500 ilustraciones sobre Fidel, que Rius ya no alcanzó a ver y que Kemchs publicó hasta el 2022.
“En el proceso del libro, Rius me habla una mañana y dice: ‘Ya se nos murió este cabrón (Fidel)’”, cuenta Kemchs, quien sostiene que al final de su vida su maestro se desencantó de la revolución cubana.
¿Por qué un nuevo libro sobre Rius?
Rius de carne y hueso son vivencias mías con Rius. Traté que no viniera en el libro mucho de lo que él ha escrito sobre su vida. Traté de publicar muchas fotos y muchos apuntes, cartas, todas esas cosas que son muy personales pero que pensé que es el momento de publicarlas. ¿Para qué las quiero en un cajón? Mejor que las conozcan los fans. Rius tiene muchos fans, muchísima gente que lo sigue siguiendo. Y me dije que sus fans tienen que conocer estas anécdotas. Es un homenaje a mi maestro.
Justamente me parece un libro publicado por un fan. ¿Es usted coleccionista de Rius?
Es que fui fan de Rius antes de conocerlo. Y ya después cuando me dediqué a la caricatura lo empecé a tratar y a conocer, y nos hicimos grandes cuates, al nivel de que él iba a mi casa y yo iba a la suya.
Después del trabajo de edición del libro, ¿descubrió qué lo atrapó de joven de Rius?
Cuando te acercas a alguien cuyo trabajo admiras después entiendes que es un ser humano, una buena persona. El título de Rius de carne y hueso tiene esa intención: que la gente conozca al ser humano, no al escritor ni al caricaturista, sino al ser humano. Por eso platico muchas anécdotas, como cuando viajábamos; a veces pasábamos horas platicando en el avión. Descubrí un buen amigo; conmigo y con todos los muchachos que esa época éramos jóvenes, Rius siempre fue muy complaciente.
Me refería a qué lo atrapó siendo usted joven del trabajo de Rius como caricaturista.
La fácil lectura de sus libros, eran libros que podías leer en un día y que se te quedaba el 50 por ciento de lo leído. Era muy fácil de leer Rius. Esa combinación de revolver información con caricaturas y fotos es una creación de él, su descubrimiento, que implantó en el mundo entero. Hoy hay otros caricaturistas que lo hacen, pero Rius inició esta forma de didáctica, que es lo que te atrapa. Y el humor que va combinando con información seria: saca un chiste, mete una caricatura graciosa, otra vez vuelve a darte información, verídica, porque era un hombre muy informado, y eso te aligera mucho la enseñanza.
Alguna vez le hicimos la broma de que lo queríamos para secretario de Educación, porque decíamos que Rius educó a toda una generación. Él es el maestro de la generación de caricaturistas que estamos en este momento; él fue la guía, la persona a la cual volteamos a ver y quisimos trabajar como él; el que nos enseñó muchas cosas, desde la ética profesional de un periodista, era un hombre muy ético, entonces todo eso lo vas digiriendo, lo vas aprendiendo, te va dejando esa enseñanza periodística.
¿Rius definió su deseo de ser caricaturista?
Sí y no. Porque fíjate que mi primera caricatura, todavía no profesional, aparece el 7 de junio de 1978, quiere decir que para el 2028 cumplo ya 50 años en este oficio. Esa caricatura me la publicaron en la Gaceta de la UNAM, yo era estudiante. A Rius lo conocí hasta los años 80. O sea, antes ya andaba haciendo mis pininos. Pero sí me definió claramente que era lo que yo quería, porque a mí lo que me gustaba era la caricatura, podría haber sido historietista, diseñador gráfico, publicista, pero cuando lo descubro a él como caricaturista, como escritor, digo: “Este es mi camino, yo quiero ser esto”.
¿Qué piensa de Rius como retratista de la historia de México?
Queríamos que fuera secretario de Educación porque realmente nos educó. Al mismo tiempo que nos presentaba sus caricaturas, nos estaba cultivando, dio mucha enseñanza a esa generación. Fue una persona que al escribir era de las personas más claras en decir la verdad de la historia. Tú sabes el dicho de que la historia la escribe quien está en el poder en ese momento. Ahorita la gente que está en el poder está haciendo la historia a su manera. Rius se salió de eso y él te platicaba las cosas como eran. Era confiable, la lectura con él era confiable. Cuando tú lo leías sabías que te estaba diciendo la verdad. Eso era muy importante, darte cuenta que sus investigaciones eran serias, que era un hombre muy documentado y que al estar aprendiendo con sus libros sabías que lo que te estaba dejando de conocimiento era real, era verdadero. Eso se lo ganó, la credibilidad se la ganó.
¿Cómo evolucionó con Rius la caricatura como periodismo?
Rius fue un hombre que realmente dignificó el periodismo, y sobre todo la caricatura. Él es el parteaguas en la caricatura mexicana, y se habla antes de Rius y después de Rius. Cuando te digo esto es que a él le tocó, no tocar puertas, sino entrar a patadas a los medios porque lo corrían cada rato por sus ideas subversivas. Él fue el que nos hizo el caminito para que todos los demás que veníamos atrás de él tuviéramos más facilidad para entrar. Pero a él le tocó pedalear muy fuerte. A él le tocó el movimiento del 68 y no había la libertad que hay ahora. A Rius le tocó abrirnos el camino en cuestión de libertad, ideológica, de posición política.
¿Rius era más de carne o más de hueso?
Ahí me la pones muy difícil. Quise dejar como testimonio en el título que la gente conozca al ser humano, al cuate, no al caricaturista, ni al vegetariano. Vienen muchos incidentes muy personales, y eso es lo que quise dejar de testimonio en el libro. Van a ver muchos recaditos. Está su invitación cuando se casó. Y me preguntaron: ¿Y dónde conseguiste eso? Pues es que yo lo guardaba todo. Hay muchos recados, un montón. Era mi ídolo, era mi guía. Me mandaba un recadito y lo guardaba, era un recuerdo. Y llegó un momento que tenía ya todo ese material y dije: “Esto lo tenemos que dar a conocer. ¿Para qué lo quiero toda la vida ahí guardado?”. Me da un poco de pena porque en todas las fotos estoy yo, todos los recados son para mí. Pero con esto puedo dar la idea de la buena relación.
¿Tiene algún propósito de donar el archivo para que se resguarde o usted lo conservará?
Tengo mucho material. Hace poco me puse a desempolvar unos carteles, unos pósters de Rius. Tengo una buena colección de originales, deben de ser 30, 40, no sé si 50, originales. Le compré mucha obra, mucha pintura, él pintaba, y yo le compraba. Son cosas que tienen que quedar en algún lugar. Lo que no he encontrado es en dónde. Al final del libro platico dónde están los originales de Rius y comento que la mayoría la tiene su familia, su mujer e hija. El otro día me invitaron al Centro Cultural Universitario Tlatelolco, al que él donó algunos de sus libros completos. Los tienen muy bien cuidados. Y me dio mucho gusto porque supo muy bien dónde dejarlos. Aunque también comento que otra de las cosas que tenía Rius es que se desprendía fácilmente de sus originales. Yo tengo tantos, porque al ser presidente de los caricaturistas, edité varias revistas. Y cuando le pedía su trabajo, me lo daba, se preparaba para la impresión y cuando se los iba a regresar, me decía: “¿Te gustan?”. “Sí”. “Quédatelos”. “¿En serio? “Sí, quédatelos”. Todo eso lo tengo atesorado como algo muy importante. Su primer libro, Cuba para principiantes, se lo donó al gobierno cubano y lo tienen allá ellos.
¿Era un hombre serio Rius?
No, no, no. Era un humorista a la hora de estar platicando, se le ocurrían cosas, vacilaba a sus compañeros. Era muy ameno, era de estar bromeando permanentemente y estar haciendo chistes permanentemente.
¿Dejó mucho material fuera del libro en la edición?
Te voy a contestar esa pregunta con un comentario de Rius. Hice un libro de mi vida cuando cumplí 25 años de caricaturista. Y le iba platicando a Rius que ya tenía el material para hacer mi libro en una caja. Y él me dice: “Eso que tú acabas de hacer es lo más sencillo, juntarlo. Te vas a atorar cuando tengas que decidir si metes esta foto, o esta, o este texto, o el otro. Ahí se atora uno”. Y agrega: “El consejo que te doy es que si vas a hacer un libro piensa no en ti, ni en lo que te guste a ti. Piensa en lo que tú crees que le va a gustar a la gente que va a leer el libro. No lo hagas para ti, hazlo para la gente”. Eso podría contestar parte de la pregunta porque se quedaron muchísimas cosas fuera del libro.
¿Cómo ve ahora a la caricatura? Muchos moneros suben sus temas a las redes sociales.
Sí. A Rius ya no le tocó esto; le tocó el comienzo, pero ya no entró tan a redes. Yo le decía que por qué no hacía su página, como todos que tenemos una página. Y él me contestaba: “Pon 'Rius' en el buscador y vas a ver páginas y páginas de Rius. ¿Para qué hago una?”. Él no le entró. A él tampoco le tocó la tecnología para hacer sus libros, los hizo a la antigüita: con tijeras, con pegamento, buscando recortes, grabados y los armaba como rompecabezas. Hoy un diseñador te lo hace en tres patadas. Yo me lo imagino como armando un rompecabezas hoja por hoja y buscar qué daba con esto, esta, ese. Fue muy artesanal su trabajo que hoy en día, ya no le tocó armar libros en la computadora.
¿Y qué opina usted de estos debates entre moneros en redes sociales?
Muy triste, muy triste. Porque, mira, siempre ha habido rivalidad, sobre todo entre artistas, somos muy vanidosos, eso se entiende. Pero parte de lo que nos está pasando como gremio de caricaturistas es lo que le está pasando al país: Andrés Manuel López Obrador vino a dividir este pinche país; dividió parejas, matrimonios, amigos, colegas, dividió el país. Y las redes alimentan mucho eso de estar dividiendo, de estarse diciendo de todo. Cuando veo comentarios de algún caricaturista en contra de otro me da mucha pena —no sé, veo todo más bien a nivel gremial—, porque digo: ‘No manches ¿para qué se pelean en redes?’ Ahora sí que teniendo tanto que criticarle al gobierno, ¿para qué criticas a tu compañero? Son cosas absurdas y muy tristes.
En Rius de carne y hueso incluye un cartón de Magú, que es un rompimiento con Rius.
Sí. Rius saca un libro sobre 100 años de caricatura en México. Y hay un capítulo que habla del chayote, de los embutes. Y Rius pone varias caricaturas que a él le parecían que traían trasfondo económico. Y sube una de Magú. Entonces, en una discusión le dicen a Magú que Rius dice que Magú cobra dinero. Y que se prende Magú. Y contesta: ‘Yo toda mi vida he criticado a la derecha, a la izquierda, al centro, a todos. Si me están pagando porque critico a la izquierda, que me digan dónde porque entonces ya me deben un chingo de dinero, yo no sé dónde se paga esa madre’. Y dijo Magú que con eso ya no quería saber nada de Rius, que fue maestro de Magú. Y se da el rompimiento y ya jamás se vuelven a frecuentar. Cuando Magú sabía que Rius iba a ir a una reunión, él no iba.
Pero luego viene la anécdota completa. Me los encuentro en Guadalajara. Estaba Ríus y se acerca Magú. Le pido a otro caricaturista que nos tomara una foto. Me meto entre ellos y los abrazo. Y a Magún ya no le quedó de otra, y ya luego ambos se despidieron. Y en el libro platico la historia de que está esa foto histórica, porque al final de la vida de Rius todavía pudieron saludarse. Por eso la publiqué y platico la historia y la caricatura que publicó Magú.
AQ / MCB