La búsqueda de la piedra filosofal nunca terminó. Lo único que cambió en los últimos milenios fueron los métodos a través de los cuales se intenta prolongar la vida.
De los laboratorios de alquimia a los de biología celular, experimentos viejos y nuevos se han propuesto revertir los signos del paso del tiempo y recientemente dos publicaciones de la revista Cell, lanzada entre septiembre y noviembre de este año, parecen brindar nuevas pistas para alcanzar el rejuvenecimiento.
¿Se puede rejuvenecer?
En noviembre de 1998, la revista Science publicó el trabajo pionero de James Thomson sobre células madre embrionarias humanas. Por primera vez, los científicos pudieron explorar a este grupo capaz de convertirse en todas las células del cuerpo.
Desde entonces, su uso se perfiló como una llave para la creación de múltiples tratamientos, incluidos aquellos enfocados en el rejuvenecimiento ya que se cree que es precisamente el agotamiento de las reservas de estas células lo que impulsa el deterioro y enfermedades que se experimentan durante la vejez.
La mayor apuesta hasta ahora ha estado en el trasplante de células madre mesenquimales, caracterizadas por su capacidad para transformarse en diferentes tipos de células especializadas debido a que las terapias de infusión para tratar enfermedades relacionadas con la edad parecen prometedoras.
El problema es que hasta ahora, los esfuerzos se han visto frustrados: diversos informes alertan sobre efectos secundarios: infecciones, obstrucciones de vasos sanguíneos a causa de un coágulo de sangre, rechazo inmunológico e incluso cáncer, como alertan las investigaciones.
De ahí las crecientes dudas respecto a si este tipo de terapias realmente pueden impulsar un rejuvenecimiento sistémico. El trabajo del Dr. Ning Lui y colaboradores del Instituto de Biofísica, Academia China de Ciencias, Pekín plantea que efectivamente, es posible hacerlo, al menos en primates.
La investigación publicada el 4 de septiembre de 2025 consistió en modificar células madre embrionarias humanas para dotarlas de la capacidad de resistir al estrés ambiental, la transformación maligna y la senescencia, es decir, el proceso de envejecimiento que ocurre en células, tejidos y órganos.
Las células —a las que se les mejoró un gen llamado FOXO3— recibieron el nombre de “células resistentes a la senescencia” y se utilizaron en una prueba preclínica enfocada en monos cynomolgus (también conocidos como macacos cangrejeros o de cola larga) envejecidos.
¿Cómo se logró el rejuvenecimiento?
Los primates, originarios del sudeste asiático y fisiológicamente equivalentes a humanos sanos de entre 60 y 70 años, recibieron las células por vía intravenosa cada dos semanas durante 308 días.
A lo largo de dicho periodo, no se produjo fiebre, hiperactivación inmunitaria ni pérdida de peso. El estudio exhaustivo de sus células y tejidos confirmó la ausencia de daños relacionados o el surgimiento de tumores, lo que planteó su seguridad y la tolerancia inmunitaria en primates no humanos.
Para dar seguimiento, los investigadores a cargo del estudio también diseñaron diferentes formas de estudiar los datos abarcando 10 sistemas fisiológicos y 61 tipos de tejidos. Fue así como corroboraron que el trasplante rejuveneció sistemáticamente a los primates, mejorando los cambios degenerativos (atrofia cortical, osteoporosis, fibrosis, adiposidad y calcificación) en múltiples órganos.
Según el estudio, a nivel celular, el tratamiento redujo la carga de células envejecidas y aumentó la cantidad de dos tipos de células madre: las primeras encargadas en generar neuronas, las segundas, destinadas en la producción de esperma, de ahí que, tanto el cerebro como a las capacidades reproductivas, fueran las áreas más favorecidas.
En el proceso también disminuyó la liberación de moléculas inflamatorias y dañinas mientras que el ADN y sus mecanismos de regulación quedaron blindados ya que se redujo el riesgo de mutaciones o alteraciones genéticas.
¿A un paso de la eterna juventud?
“Es importante destacar que Liu y sus colaboradores demostraron el rejuvenecimiento de múltiples órganos, lo que proporciona una prueba de concepto de que las terapias con células madre pueden utilizarse para ralentizar el envejecimiento”, sostiene un breve artículo publicado en Cell y escrito por Vera Gorvunoba y Andrei Seluanov, investigadoras del departamento de Biología y Medicina de la Universidad de Rochester, Estados Unidos.
Los resultados recientes se suman a la carrera científica contra el envejecimiento y en la que, hasta ahora, se han obtenido avances impresionantes. En 2023 y después de varios años de esfuerzo, el profesor de la Universidad de Harvard, David Sinclair y su equipo publicaron los resultados de su trabajo enfocado en los cambios y regulación del ADN para acelerar o dar marcha atrás a los signos del envejecimiento.
En este caso, los investigadores indujeron fallos epigenéticos que provocaron un envejecimiento prematuro en ratones. A partir de ello descubrieron que al revertir estos cambios, también se revertían los signos de envejecimiento.
“Este es el primer estudio que muestra que podemos tener un control preciso de la edad biológica de un animal complejo; que podemos impulsarlo hacia adelante y hacia atrás a voluntad”, aseguró David Sinclair durante un evento al que MILENIO asistió en 2024.
Aunque los hallazgos son clave, hay más de una acotación. En primer lugar, aún no se comprenden a ciencia cierta cuales son los mecanismos que median los efectos rejuvenecedores.
Por otro lado, las modificaciones solo se han probado en especies no humanas como roedores y monos de cola larga por lo que se desconoce su compatibilidad con el organismo humano. Finalmente, y más allá de los laboratorios, aunque el camino rumbo a tratamientos seguros y replicables parezca prometedor, valdría la pena preguntarse para qué y quienes quieren rejuvenecer.
Ver el envejecimiento como una enfermedad, cuando el mundo avanza hacia una población mayoritariamente adulta, plantea una desafío en múltiples niveles que deja fuera la posibilidad para pensar en la vejez como un nuevo punto de partida en la vida.
LHM