Policía
  • Cártel de Acahuato, el grupo criminal que opera en Michoacán con un rosario en la mano

  • Esta organización mezcla la devoción católica con la extorsión y el secuestro en el estado.
La Virgen de Acahuato fue encontrada tallada en un árbol con flores blancas.

Cuentan a MILENIO los habitantes de Acahuato, Michoacán, que cerca del año 1740 una mujer regañó a su hija por pasar largas horas fuera de casa. La niña se excusaba diciendo que jugaba con el niño de una mujer amorosa que le hablaba de Dios. 

Cuando la familia fue a buscar a esa persona, encontró su figura tallada en un árbol con flores blancas de aroma similar al nardo. Desde entonces, a esa imagen se le venera como La Virgen de Acahuato.

La devoción por esa imagen atrajo campesinos, ganaderos, comerciantes, incluso al general José María Morelos y Pavón, quien en 1814, después de terminar el Congreso Constituyente de Apatzingán, visitó el Santuario de la Virgen de Acahuato y depositó su espada en el altar.

¿Cómo surgió el Cártel de Acahuato?

Su fama de milagrosa llegó también a oídos de cultivadores de mariguana, traficantes de amapola y contrabandistas de armas, quienes le daban ofrendas por negocios sucios bien ejecutados y escapes de la policía. Así nació el Cártel de la Virgen o el Cártel de Acahuato.

Hoy, esa organización que mezcla la devoción católica con la extorsión y el secuestro, se encuentra en la mira del secretario Omar García Harfuch, quien ha incluido la persecución de sus cabecillas entre los objetivos del Plan Michoacán, la estrategia de pacificación que siguió al asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, en pleno Día de Muertos. 

Pese a su peligrosidad, poco se sabe en el resto del país de este mini-cártel que parecería portar un rosario en una mano y un arma en la otra, y que vivió su esplendor criminal durante la administración del perredista Silvano Aureoles entre 2015 y 2021, personaje que hoy está prófugo de la justicia y es señalado por presuntos nexos con la delincuencia organizada.

Aquí tiene presencia el cártel

El autodenominado Cártel de Acahuato tiene su bastión en la región de Tierra Caliente, Michoacán, particularmente en el corredor Apatzingán–Acahuato, una tierra generosa y supuestamente bendecida para que brote sin esfuerzo aguacate, mango, limón, toronja, guayaba y hasta zarzamora.

Las autoridades federales reiteraron que la vigilancia continuará de forma periódica en los municipios de la zona.
Tierra Caliente, Michoacán, es un lugar de conflicto para los cárteles | Especial

¿Cómo opera el Cártel de Acahuato?

Informes del gabinete de seguridad aseguran que la estructura de esta banda es la típica de organizaciones delictivas nacidas en las zonas rurales del estado: reclutamiento vecinal y arraigo comunitario.

Pero a diferencia de otros cárteles locales, este usa un híbrido entre la religión y la violencia, siguiendo los pasos de Los Caballeros Templarios, que no se veían a sí mismos como sicarios, sino como “cruzados” en una “guerra santa” contra fuerzas criminales foráneas, como los criminales de Jalisco o de Tamaulipas.

Al igual que aquel grupo fundado en 2011 por Nazario Moreno González, autonombrado San Nazario —que incluso redactó e imprimió su propia versión de escrituras sagradas como un retorcido manual delictivo—, el Cártel de Acahuato explota la devoción católica para justificar su existencia: ellos aseguran que pelean contra los malos que quieren entrar a la casa de la Virgen que apareció para ungir al pueblo.

Se sabe que para financiar esa defensa deben recaudar dinero para armar, balas, camionetas blindadas conocidas como “monstruos” y hasta drones explosivos.

El cártel le llama “aportaciones voluntarias” o “cooperación sin presión”. En cambio, los productores de limón, de aguacate, políticos, comerciantes, taxistas, empresarios e incluso párrocos lo califican de una manera menos amable: “extorsión” o “derecho de piso”. Y rezan para que a esa coerción le llegue pronto la extremaunción.

¿A qué santo se encomienda este cártel?

Además del control de mercados agroindustriales, los líderes de esta organización se enfocan en la producción y traslado de drogas sintéticas en rutas rurales secundarias. 

Para ello exigen vehículos y maquinaria agrícola. Roban ganado a fin de revenderlo en rastros clandestinos, y ofrecen servicios criminales tercerizados como vigilancia armada, cobro de deudas o “solución” de conflictos ejidales.

“Su narrativa interna combina elementos de identidad territorial con la idea de ‘defensa’ frente a grupos rivales, aunque en la práctica el grupo opera como una empresa criminal orientada a controlar mercados ilícitos locales y rutas estratégicas”, explicó Alberto Guerrero Baena, especialista en seguridad.

Sus líderes identificados por el gobierno federal son los hermanos González y un hombre apodado El Señor de la Virgen.

Al principio, operaban como un brazo armado de organizaciones criminales mayores en Apatzingán, Múgica, Parácuaro y Buenavista, que dominaban cultivos ilícitos y las rutas hacia Estados Unidos por el Pacífico. Pero cuando ganaron poder en la fértil Tierra Caliente, se independizaron para defender lo que ellos llaman “su tierra santa”.

En esa misión divina y delictiva han tenido alianzas y confrontaciones con Cárteles Unidos y viejos vínculos con quienes pertenecieron a la primera versión de La Familia Michoacana. Hacen pactos y los deshacen como capillas de yeso que rápidamente se vuelven polvo.

De acuerdo con las indagatorias el CJNG esta detrás del homicidio de Carlos Manzo.
El CJNG es el principal enemigo de los cárteles en Michoacán | Cuartoscuro

Pero lo único que ha permanecido en el tiempo es su aversión y enemistad con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Ante sus ojos, los jaliscienses son la versión moderna de los musulmanes del Medievo, que avanzan desde lejos para arrebatarles rutas y territorios conquistados.

“No se trata de una organización con aspiraciones nacionales, sino de un grupo que capitaliza su conocimiento del territorio y su acceso a redes locales para sostener economías ilícitas de carácter estable. Controlan Acahuato, sus comunidades rurales y corredores agrícolas, y los tramos carreteros secundarios que conectan rancherías entre Parácuaro, Buenavista y Gabriel Zamora”, afirma Guerrero Baena, experto en gobernanza criminal michoacana.
“El grupo evita exponerse en carreteras federales y opera preferentemente en caminos rurales donde mantiene control social, puntos de vigilancia y alianzas con actores económicos locales. Este tipo de dominio ‘capilar’, más que territorial expansivo, es característico de las organizaciones regionales de Michoacán”, agrega el especialista.

Así es su estructura crimnal 

Para garantizar su supervivencia, el Cártel de Acahuato funciona con un modelo de “liderazgo fragmentado”, es decir, “coordinadores de zona” que no tienen una alta notoriedad, sino que operan como jefes de nivel medio con vínculos familiares y comunitarios.

Se aprovechan de que tienen familiares, que son productores agrícolas o que alguna vez fueron autodefensas, lo que les permite operar con relativa legitimidad. La estructura se divide en cuatro células funcionales: 

  • Operativa: encargada del control territorial y la coerción
  • Financiera: responsable de la administración de ingresos y del manejo de negocios paralelos
  • Logística: centrada en transporte, bodegas y rutas rurales
  • Célula social: dedicada a relaciones comunitarias y a ser el rostro religioso de la organización que también firma como Cártel de la Virgen.

Cada célula es independiente y, en ocasiones, mantiene poca comunicación con la otra. De ese modo, un golpe duro de la autoridad puede generar una fractura, pero no la muerte.

Subyuga con mano silenciosa e implacable

Acaso, una de las claves para permanecer como un grupo delictivo casi desconocido es que el Cártel de Acahuato no recurre rápidamente a la violencia letal, sino que tiene un estilo de control que también combina la coerción selectiva y gobernanza criminal.

Esa sofisticación es el gran reto para las capacidades de los 10 mil 506 elementos del Ejército y la Guardia Nacional que han arribado desde el 9 de noviembre de Michoacán, además de mil 781 de la Marina para realizar detenciones estratégicas.

Antidrones
El Ejército se ha encontrado con un reto en Michoacán | Archivo.

Por ejemplo, el Cártel de Acahuato utiliza una agresión intermitente dirigida contra rivales o actores que desafían su estructura, en lugar de la brutalidad generalizada y reactiva del CJNG.

Usa el disciplinamiento social para generar desplazamientos forzados, en oposición a lo que hace La Nueva Familia Michoacana que actúa meramente por una ganancia económica. Interviene en conflictos locales, apropiándose de funciones gubernamentales, pero reparte el botín y lo dispone para festividades religiosas como la del 2 de febrero, a diferencia de Cárteles Unidos.

“El nivel de violencia es moderado en comparación con organizaciones expansivas, pero suficiente para sostener un régimen de control y evitar la entrada de fuerzas rivales”, explica Guerrero Baena.

Sin embargo, su presencia aparentemente “menos violenta” choca con los relatos que el gobierno federal ha escuchado desde las zonas de silencio de Acahuato, como la comunidad El Molinito, donde se presume que hay un corredor de casas de seguridad donde decenas de personas están actualmente secuestradas por no pagar las “aportaciones voluntarias” o la “cooperación sin presión”.

O como el Cerro Blanco, que los vecinos suponen es un tiradero de cuerpos de todas las personas que no se han alineado a las supuestas órdenes sacras del El Señor de la Virgen.

O las fosas clandestinas que reposan a simple vista, identificadas por la tierra removida, en el Ejido José María Morelos, justo por donde el prócer de la independencia caminó para llegar hasta la imagen de la Virgen de Acahuato y agradecerle por su intervención en la batalla contra la Corona española.

Ese grupo y su fe adulterada está en la mira del secretario García Harfuch y las fuerzas del gobierno federal, que en Michoacán se enfrentan, por si fuera poco, a un catecismo criminal que se niega a morir.

RM


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Óscar Balderas
  • Óscar Balderas
  • Oscar Balderas es reportero en seguridad pública y crimen organizado. Escribe de cárteles, drogas, prisiones y justicia. Coapeño de nacimiento, pero benitojuarense por adopción.
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