Todo indica que Claudia será la próxima presidenta de México y la primera en nuestra historia en ser mujer ¿Quién es Claudia y qué esperar de su presidencia?
Claudia es una científica y académica de 61 años nacida en la Ciudad de México. Quienes la conocen la describen como alguien fuerte, determinada, trabajadora y genuinamente interesada en la reducción de las desigualdades.
Yo me he reunido con Claudia en privado y mantengo conversación con algunos miembros de su equipo. Confirmo cada una de las palabras descritas. Claudia no solo será la primera presidenta de México, me parece que bien podrá ser una de las más ordenadas, exigentes y enfocadas que hemos tenido.
Como presidenta su intención es clara: continuar el legado de López Obrador poniéndole “un segundo piso de la cuarta transformación”. Con esto, ella se refiere a continuar teniendo un gobierno austero, con disciplina fiscal y financiera, así como mantener el poder adquisitivo de los salarios y los programas sociales. Aspira a continuar renovando trenes de pasajeros, puertos, aeropuertos y aduanas, si tiene presupuesto para ello.
Sin embargo, hay varios aspectos que diferenciarán a Claudia de Obrador. Ella tendrá un mayor interés en realizar inversiones públicas de energía limpia, en gobernar reformando la Constitución, a diferencia de por decreto presidencial, y en mejorar el financiamiento de las ciencias que ha sido vapuleado en este sexenio.
Quizá lo que más diferencia a Claudia de Obrador es que ésta tiene la ciencia y el rigor en la sangre. Es hija de un ingeniero químico y una bióloga, y ella misma es doctora en ingeniería energética por la UNAM. Como académica formó parte del equipo de científicos que ganaron el premio nobel en 2007 con una investigación sobre mitigación del cambio climático. Como gobernante, realizó la inversión más grande en energía solar de la Ciudad de México en la Central de Abasto.
Otra diferencia con Obrador es que a Claudia no le gusta la grilla política. No es lo suyo. Las estructuras partidistas le parecen sosas e incluso superficiales. Poco a poco ha tenido que aprender a aceptarlas y trabajar con ellas, pero política, la intriga y el poder nunca ha sido lo que la mueve.
Su fuerte es operar, lograr que las cosas sucedan. Para eso, la doctora, como la llaman sus cercanos, tiene temperamento de hierro. Es dura, rigurosa y en ocasiones impaciente. Se involucra en el detalle de las decisiones, en los puntos y comas. Jamás delega de manera total un tema que le parezca importante y no acepta excusa alguna por respuesta.
Por encima de todo, Claudia concibe al servicio público no como un trabajo, sino como una especie de apostolado. Una responsabilidad sin paralelo que tiene que venir con un compromiso irreductible. Como jefa de gobierno trabajaba a todas horas del día, mandando mensajes a las cuatro de la mañana si así le viene a mano.
Como militante, Claudia se registró en el PRD desde su fundación. Llegó a ser secretaria de medio ambiente de López Obrador a los 38 años. Un amigo de sus padres la recomendó con el presidente, aunque algunas versiones periodísticas dicen que Claudia y Obrador ya se conocían desde antes, de manera bastante indirecta, por su activismo en la Ciudad de México.
Al terminar el sexenio de Obrador, Claudia volvió a la academia y no tuvo otro cargo público sino hasta 2015, cuando de la mano de Morena se convirtió en alcaldesa de Tlalpan. Ganó la elección con el 29% de los votos, 6 puntos más que su principal contrincante, el PRD.
Ahí comenzó su ascenso meteórico. Tan solo 3 años después, Claudia fue propuesta como candidata a la Ciudad de México, luego de una dura negociación con Ricardo Monreal, quien gestionaba para ser él el candidato. Su victoria fue contundente con el 47% del voto y 17 puntos de victoria sobre el segundo lugar. El 70% de la Ciudad de México participó en esa elección, la más concurrida de la que se tiene memoria desde 1997.
Su siguiente elección será pronto. En el camino y en los debates saldrán una y otra vez los temas más controversiales de su carrera política: su antigua relación con Carlos Ímaz, el colapso de la línea 12, la escuela Rébsamen de Tlalpan, la publicidad adelantada de su campaña política y la mortalidad de la pandemia en Ciudad de México. No hay duda de que para algunos electores estos temas resonarán.
Sin embargo, por lo que muestran los datos hasta ahora, Claudia muy probablemente saldrá avante. Su campaña tiene dos escudos infalibles: la aprobación que el votante tiene de López Obrador y el rechazo de una oposición que no deja de ser impresentable.