Política

El objetivo encubierto de las últimas reformas de AMLO

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Hasta ahora, la presentación del último bloque de reformas por parte de López Obrador ha sido leída en clave electoral. Se considera que al presentarlas el presidente está buscando afectar al PRI-PAN, haciendo que los partidos de Xóchitl se opongan a reformas que son populares entre los mexicanos.

Me parece que esta lectura es errada. Las últimas reformas electorales no deben ser leídas en clave electoral, sino en clave postelectoral. Su destinatario principal no es Xóchitl, sino Claudia. Me explico.

Primero, es verdad que, entre los mexicanos, muchas de las reformas que está proponiendo López Obrador son populares. La mayoría de los mexicanos están a favor de que el Ejército participe en labores de gobierno, de que se reforme el sistema de pensiones y las Afores y de que a los jueces se les elija en elecciones abiertas [I]. En este sentido, el paquete de reformas muestra la fina sensibilidad que López Obrador tiene para entender las preferencias de las mayorías.

Sin embargo, pensar que los mexicanos van a decidir su voto con base en una discusión legislativa masiva de corto plazo me parece un tanto romántico. Electoralmente ingenuo. El mexicano no decide su voto así.

En México, el principal determinante del voto en 2024 es la afinidad afectiva (o el rechazo afectivo) que algunos electores han desarrollado hacia López Obrador. Esa afectividad no se gesta en la discusión de política pública o en las reformas del Congreso, sino en la aprobación de López Obrador como persona. La gente no mira al Congreso y sus discusiones para cambiar su voto. El Congreso es mayormente irrelevante para la gran mayoría. Sus discusiones se desconocen y sus efectos aún más. El mexicano promedio está muy poco politizado.

Es por ello que, fuera de algunos aspectos concretos que pueden ser fácilmente politizados como la reforma de pensiones y la salarial, las reformas presentadas por López Obrador deben ser interpretadas como una jugada política distinta y de mayor calado.

El objetivo principal de la estrategia del presidente no es influir en la elección, sino en lo que pase después de ella. Sin duda, hay algunos dardos que el presidente está lanzando a la elección del 2024. La discusión de pensiones y salarial son dardos que la oposición deberá sortear con cuidado. Sin embargo, el objetivo real de esta discusión es mucho más ambicioso que ello.

López Obrador está presentando estas reformas para fijar el camino de lo que él cree que debe ser el sexenio de Claudia. Sentar las bases de qué sigue en “el segundo piso de la 4T” y politizar a las bases morenistas con base en esas ideas. El público que se busca influir con estas reformas no es el votante general (al cual le importa poco), sino al Obradoristas (el cual sí está muy politizado).

Las señales que López Obrador está mandando con estas reformas deben ser entendidas en clave Morenista, no en clave electorado nacional.

Así, quien realmente pierde capacidad de acción con esta batería de reformas no es Xóchitl, sino Claudia. Es ella quien ahora pasará una buena parte de su campaña electoral politizando, entre sus propias bases, las ideas que López Obrador plantea en sus reformas, en vez de las que Claudia ha expresado deseo por politizar.

Hay amplios ejemplos de ello. En vez de que la discusión se centre en las reformas que Claudia propone para democratizar el acceso a la energía limpia, la discusión regresará a la preponderancia de la energía como aspecto de seguridad nacional. En vez de que se discuta el sistema de cuidados que Claudia busca implementar para atender a las infancias tempranas, la discusión volverá a cómo darle pensiones más jugosas a los adultos mayores. Lo mismo pasará en materia de seguridad. Claudia está proponiendo que la Guardia Nacional se convierta en una policía de proximidad, pero López Obrador está politizando a las bases para que consideren que el Ejército es un componente básico del Obradorismo.

Así, López Obrador está sembrando una base Obradorista que le demandará a Claudia lo que López Obrador hoy está delimitando.

La oposición no entiende lo que está pasando. Tiene ínfulas de grandeza y piensa que las reformas que López Obrador está proponiendo tienen por público a sus votantes. No es así. Al votante minoritario del PRI-PAN, López Obrador ya lo da por descontado. Para el presidente, la verdadera batalla no es atraer a la oposición, sino moldear a su propia base y las expectativas que éstos deben tener sobre el sexenio de Claudia.

Fuente: [I] Encuesta El Financiero. Feb 1, 2024.


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Viri Ríos
  • Viri Ríos
  • viridiana.rios@milenio.com
  • Política pública con datos. Autora de @NoEsNormalLibro. Podcast #PoliticaYOtrosDatos. Enseño en @HarvardSummer. Harvard Ph.D. / Escribe todos los lunes su columna No es normal
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