Política

El triunfo más sonado de la diplomacia cultural de México

El viernes 19 de mayo de 2023 se marcó un hito en materia de recuperación del patrimonio cultural mexicano. Ese día llegó a México uno de los tesoros arqueológicos más valiosos de entre los que se encuentran fuera de nuestro territorio. Ese día, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon, anunció a la opinión pública, desde Denver, Colorado, que un monolito olmeca venía de vuelta a casa.

La pieza recuperada se conoce como «Monumento 9», «Monstruo de la tierra» y «Puerta (o portal) del inframundo». Remonta su procedencia a la civilización madre del continente americano: los olmecas. De hecho, se trata de un tesoro tan valioso como las cabezas colosales icónicas de dicha cultura. Si se observa con cuidado, parece que se está frente a un jaguar mesoamericano o a un dragón chino. Data de cuando menos el año 500 antes de nuestra era, el periodo que los especialistas denominan como Preclásico, de un lugar llamado Chacaltzingo, que en lengua náhuatl significa “el lugar de los jades preciosos”. Este sitio arqueológico está en el municipio de Jantetelco, Morelos, a 77 kilómetros de Cuernavaca.

El «Portal del inframundo» mide 1.8 metros de altura por 1.5 de ancho y pesa una tonelada. Se fraccionó para hacerlo pasar como basura; se sustrajo de manera ilegal en la década de 1950, con la complicidad de excavadores, autoridades y mercaderes deshonestos que consiguieron venderlo a nuestro vecino del norte. Lo más triste es que el monumento salió del país como cascajo. Lamentablemente, éste no es un hecho aislado. Con gran pericia, los expoliadores volvieron a armar la pieza en territorio estadounidense, para luego venderla a un precio exorbitante. Aunque se desconoce la fecha precisa de su salida de México, se tiene registro de la pieza porque se exhibió en varios museos de Estados Unidos: el Monumento 9 fue parte de la exposición “Before Cortés: Sculpture of Middle America” en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York entre 1970 y 1971 y de la muestra “The Ancient Americas: Art from Sacred Landscapes” en el Instituto de Arte de Chicago en 1992. El arqueólogo David Grove documentó el descubrimiento del artefacto y su hurto en un artículo suyo en la revista American Antiquity, en 1987. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) había tratado infructuosamente que la pieza retornara a nuestro país.

Las circunstancias cambiaron para fortuna de México. Desde hace tiempo, el canciller Ebrard estuvo al pie del cañón para repatriar la pieza de basalto. Su perseverancia ha rendido frutos: este fragmento del pasado precolombino es el más notable de todos los que han repatriado desde la donación del códice De la Cruz-Badiano en 1990. El cónsul general de México en Nueva York, Jorge Islas López, desempeñó un papel fundamental al concretar las negociaciones diplomáticas que favorecieron la salida del objeto arqueológico hacia territorio nacional. El diplomático mexicano presentó una denuncia penal contundente, con méritos suficientes ante la justicia de la ciudad de Nueva York. La acción legal tomó más de ocho meses, tras lo cual se logró probar que salió del país en condiciones ilegales e irregulares. La Unidad de Tráfico de Antigüedades de la Fiscalía de Distrito de Manhattan actuó con diligencia y eficacia, y fue una aliada central de esta importantísima restitución. La recuperación de este monumento demuestra lo enriquecedor de la cooperación equitativa y justa entre México y Estados Unidos.

El caso del «Portal del inframundo» será la piedra de toque de la exitosa política de repatriación del patrimonio cultural de México que ha emprendido el presidente Andrés Manuel López Obrador. Gracias a que el jefe del Estado mexicano elevó al rango más alto la repatriación del patrimonio cultural de la nación, se ha conseguido que la discusión en torno a la propiedad de los artefactos, centrada por lo general en aspectos jurídicos, adquiera también una dimensión ética. El éxito de esta empresa viene de dos factores medulares: el impulso de diplomáticos expertos que ubicaron con anterioridad la presencia de bienes arqueológicos fuera del país con el apoyo de autoridades extranjeras y el empuje político de un mandatario comprometido con su quehacer histórico, que aprovecha el cambio de paradigma en el mundo en torno a la propiedad de los bienes culturales. Este hecho ha sido consistente con los cambios en museos y otras instituciones en México y el resto del orbe.

El «Portal del inframundo» se exhibirá este año en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, para que el gran público pueda conocerlo, y más adelante irá a Chacaltinzgo, su lugar de origen. La idea de que un objeto con semejante valor histórico y estético vuelva a su sitio originario no tiene precedente en la política cultural mexicana, que había privilegiado más bien centralizar los acervos en la Ciudad de México. La zona arqueológica de Chacaltzingo, al margen de los circuitos conocidos, tendrá ahora un lugar estelar para adentrarse al pasado del México anterior a la Conquista. Además de la restitución patrimonial, la «Puerta del inframundo» puede propiciar que se reactive el turismo en dicha región. De esta manera, la transformación de los paradigmas del pasado avanza y enriquece el porvenir de las y los mexicanos.

Juan Patricio Riveroll M.* y Carlos Peimbert Moreno**

* Director general de Diplomacia Cultural en la SRE

** Director de Promoción del Patrimonio Cultural en la SRE


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