El domingo pasado, la presidenta Claudia Sheinbaum culminó su primer año de gobierno en el Zócalo capitalino, frente a una plaza abarrotada de seguidores y después de un mes de gira por todos los estados del país, promocionando sus logros.
Después de entregar su Informe el 1 de septiembre, de manera formal, como es la costumbre, Sheinbaum arrancó una gira inédita. Mensajes son mensajes y está claro que su enfoque está en seguir la costumbre de su predecesor; estar cerca de la gente. Sabe que está “acompañada” de 78 por ciento de aprobación, el más alto de cualquier presidente desde el 2000.
Los escándalos de corrupción de su partido y colaboradores de su gobierno parece que no le han afectado aún. Fue muy clara en su mensaje a ellos: “Quien robe al pueblo enfrentará la justicia”. Mucho dependerá los siguientes meses para tener un veredicto final, de cuál sea el manejo político y judicial, de los dos casos que más están ensuciando los números que tanto presume: Adán Augusto y el huachicol fiscal manejado por colaboradores de la Marina.
Las cifras que anunció la Presidenta no iban solas, cada símbolo del evento tuvo un mensaje claro. Dentro de su discurso de 55 minutos le dio prioridad al tema de las reformas y obra pública e infraestructura, y en segundo lugar a la transformación y la justicia social y bienestar, mostrando hacia dónde van sus políticas. No dejó de mencionar la reducción de la pobreza de 45 por ciento a 29 por ciento: “Son 13.5 millones de mexicanas y mexicanos los que salieron de la pobreza…” y la caída de 32 por ciento de los homicidios: “Entre septiembre de 2024 y septiembre de 2025 se cometieron 27 homicidios diarios menos”.
El que la Presidenta sea mujer ya no es tema, preocupación que algunos grupos externaron al principio de su mandato; que no se le calificaría con la misma vara. Hoy Claudia Sheinbaum refuerza su poder. Manda a los personajes incómodos de Morena detrás de las vallas en un corral VIP. Y confirma que sigue unida a AMLO, concentrada en la continuidad de su proyecto y en los principios que ambos comparten: austeridad y honestidad. No deja nada al descuido. Cuida lo que hace, dice y a quien tiene lejos o cerca; tiene claro el impacto de sus mensajes.