No soy en verdad fanática de Star Wars pero sí sentí un poco bajo el golpe de que la otra galaxia, esa que tiene Guardianes de Marvel, se estrenara el día de Star Wars, Mayo 4 (May the 4th be With You). Pero está bien, logré superarlo.
Ya todos trabajan para Mickey Mouse por igual. Pero luego, llegó Maggie Simpson a donde sólo Diego Luna había llegado anteriormente.
El cortometraje en Disney+ que se estrenó ayer me pareció simpático. Incluso en las mismas famosas letras de Star Wars se burlan del hecho de que haya un título de Los Simpson en el universo de Star Wars.
Es chistoso, pero también es una especie de seguro de vida. Si se burlan ellos de sus mañas, ¿podemos enojarnos?
Y es que aunque reí al ver a Homero perder a Maggie en la carriola de Baby Joda, perdón, Grogu, tengo esta extraña sensación de que todos estos títulos van a dejar de ser tan especiales si se abusa de las ventajas corporativas que tiene la compañía Disney al haber comprado todo este arsenal millonario.
Los llamados crossovers suelen ser divertidos, pero el abuso acaba con el encanto.
Lo que es un hecho es que los fenómenos de culto, como lo fueron históricamente tanto Star Wars como Los Simpson, actualmente solo se perciben como un engrane más de la máquina de hacer dinero. Eso resulta en un muy serio problema de credibilidad.
Estoy consciente de que tal vez nada de eso importe para las nuevas generaciones, pero con tantos contenidos, además de la poca exclusividad y cuidado que se ha tenido con los universos creativos, veo muy difícil pensar que para las siguientes cuatro décadas sigamos amando de esta forma algo que se inventó hoy.