Y de pronto, las empecé a ver por todos lados.
Estaban en el evento sobre la mesa principal y también en cada uno de los lugares de las participantes; la gente en la calle las llevaba consigo, lo mismo estuvieran haciendo ejercicio que una niña a la que su madre recogía de la escuela.
Y no estaban solas, las acompañaban un sinfín de productos de características similares.
Me refiero a las más de nueve millones de botellas de plástico PET que se fabrican anualmente en México, así como a los vasos y platos de cartón para el café, las cucharitas, palitos revolvedores, servilletas, sobres de azúcar, envolturas, bolsas de papel para cubiertos… la lista es interminable.
Antes de ver todos estos productos, no sentía culpabilidad al utilizarlos, porque “al fin y al cabo” eran reciclables. No eran basura “basura”, sino basura que se volvía a convertir en un recurso útil.
Pero me fui (nos fuimos) con la finta.
Aún en el supuesto caso de que todo lo desechable se recicle y no acabe como basura, la cantidad de agua que se necesita para su reciclaje es muy significativa. Y ni qué decir de los litros de agua para su fabricación.
Sin que esta reflexión pretenda convertirse en una clase de sustentabilidad o un documento especializado con cifras (me declaro una ignorante en el tema ambiental), bastan algunos ejemplos para saber cuál es la cantidad de agua que se utiliza para producir o reciclar: por cada botella PET nueva de un litro, se necesitan tres litros de agua.
Otros ejemplos: por cada hoja “reciclada” se requieren 10 litros y para medio kilo de plástico, 91 litros de agua.
Nos ocupamos mucho de hablar sobre el tema del reciclaje, como una forma de sentirnos más “tranquilos” ante la cantidad de basura que producimos a diario. No pensamos que el agua sería un recurso que pudiera agotarse.
¿Y qué tiene que ver el agua con la seguridad ciudadana? Que a menor cantidad de agua disponible (para allá vamos), mayor posibilidad de conflicto, no solo sobre el derecho sobre el agua en comunidades, sino entre las naciones.
A mayor GASTO de agua, menor poder e independencia tiene un territorio. A menor necesidad de agua, mayor libertad, incluso de tipo política, tiene una región.
Tal vez nuestra generación nunca pensó que el agua pudiera ser racionada (tampoco pensamos que había una pandemia), pero ocurrirá en algún momento de forma generalizada.
Y ese momento llegará tan pronto como tarde, según lo que hoy hagamos en micro esfuerzos macro coordinados para reducir al máximo el uso de plásticos y cartón de un solo uso.
E igual de tarde o temprano, llegarán los conflictos y la violencia relacionados con la escasez del agua.
Por lo pronto, yo ya cargo con una botella de vidrio y un termo, que aseguro, pueden lavarse con menos de 100 litros de agua.
Sophia Huett