“Sí, por favor ilumíname. Envíame un correo electrónico a energíadepenepequeño@consigueteunavida.com”.
Con estas palabras contestó la activista ambiental Greta Thunberg en el ya célebre altercado con el influencer Andrew Tate, tras una provocación de este último sobre el poder contaminante de su colección de automóviles. El incidente fue el fenómeno viral de fin de año y se recrudeció luego de que el también ex campeón de kick boxing fuera arrestado en Rumania por presunta trata de personas.
Antes de que la conversación diera un giro tras el arresto de Tate, Greta había sido cuestionada en redes por la respuesta que le dio, en un tono que no califica precisamente como corrección política. Si bien no se debe combatir la violencia con alusiones de tipo sexual que refrendan estereotipos machistas, la exigencia hacia Thunberg no ha sido aplicada de manera análoga para los insultos y dichos misóginos que han caracterizado a Tate durante mucho tiempo.
El influencer carecía de redes, pues todas habían sido suspendidas debido a su violencia de género. En Twitter fue cancelado tras aseverar en 2017 que “las víctimas de las violaciones tienen la responsabilidad”. El veto se rompió con la llegada de Elon Musk, quien le devolvió la cuenta como parte de su política en pro de la libertad de expresión —cualquier cosa que el magnate entienda por ella.
Sin embargo, los discursos de odio de Tate se incrementaron en fuerza y alcance. Se le invitó a podcasts muy populares que dieron eco a sus palabras, algo que no se puede tomar como irrelevante.
Zainab Gulamali, de Women's Aid en Gran Bretaña, en una entrevista retomada por el WP había señalado el daño que causan los comentarios y videos despectivos sobre el abuso de mujeres, ya que esto normaliza las actitudes misóginas y sexistas.
No era exagerado bloquear los contenidos de Tate. La investigación en su contra lo relaciona con una red de trata, una de las más grandes amenazas en contra de las mujeres y niñas a nivel internacional. Pero lo importante para muchos era señalar si una mujer es o no perfecta en las respuestas. Y de esa contaminación de pensamiento ni Greta pudo escapar.
Sarai Aguilar Arriozola*
@saraiarriozola
*Doctora en Educación. Máster en Artes con especialidad en Difusión Cultural