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¿Qué tan respetable es el respetable público?

Habrán visto ustedes a la afición lagunera abucheando al buen ‘Tala’ Rangel, guardameta elegido por Javier Aguirre para defender la portería de nuestra Suprema Selección Nacional de Patabola ante los broncos, bruscos, ásperos, rudos y toscos jugadores del equipo charrúa en uno de esos amistoso que, justamente contra ellos, no tienen nada de amistoso sino que parecen una pelea barriobajera.

Por cierto, hablando de los uruguayos, el conjunto de los Estados Unidos les pasó por encima en el partido celebrado en Tampa Bay, Florida: cinco señores goles anotados por nuestros vecinos, ni más ni menos, y solamente un tanto, el que dicen que es “del honor”, a cuenta de los sudamericanos. Ah, y en lo que toca al otro fiero rival que enfrentó el Tri, Paraguay, resulta que los estadounidenses también le ganaron. Sí, señoras y señores, derrotaron al mismo equipo que les infligió tan preocupante y desprestigiante derrota a los agobiados futbolistas del empeñoso señor Aguirre.

¿Podríamos afirmar, o meramente aventurar, que nuestro gran rival futbolístico, bajo la batuta de Mauricio Pochettino, está ahora por encima del equipo que nos representa ante las naciones del mundo entero? Pues, ahí están los resultados, por lo pronto, y un articulista del diario británico The Guardian formuló inclusive la pregunta –o, más bien, la petición— de si pudiere el Mundial comenzar ya mañana, vista la gran forma del conjunto últimamente.

En fin, volviendo al tema del público en la muy calurosa urbe lagunera, lo que pasó es que el seleccionador nacional no escogió a Carlos Acevedo, su portero mimado, para que estuviera bajo los tres postes en el partido jugado en Torreón. Ya lo tienen, cada quince días, de guardameta, ahí en el estadio del desmoronado Santos Laguna, pero querían más, o sea, disfrutarlo también en un partido de la selección mayor. Aguirre no lo puso porque no es un asunto de complacencias, de darle gusto a la gente en cada lugar, y los seguidores locales se alebrestaron.

¿Fue esa una razón para arremeter contra el otro portero, el que defiende los colores de mis Chivitas? Pues no, para nada. El hombre no es culpable de haber estado donde estuvo y tampoco se metió a codazos en el puesto. Pero, sobre todo, es bastante ruin atacar así a un jugador y también muy poco elegante exhibir, como público, parecida zafiedad.

Al terminar el partido, abucheados también todos los demás jugadores por no haber anotado ni un mísero golecito contra los referidos charrúas, algunos de ellos cuestionaron la actitud de la afición y el mismísimo Raúl Jiménez soltó, en caliente, que “da tristeza que te abucheen […] tal vez por eso nos llevan siempre a Estados Unidos”. Otro futbolista, sin ser revelada su identidad, hubiera bramado: “Yo por mí no volvía nunca a este pinche estadio”.

Y, en efecto, no fue nada amable la acogida a los jugadores del Tri. Es un hecho que el “pueblo bueno” se equivoca en ocasiones. ¿Podemos concluir, entonces, que el respetable público no es siempre tan respetable? Ustedes dirán…


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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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