Darcie Richards es una mujer británica que desempeña el oficio de albañil y que se volvió un éxito en TikTok al mostrar en forma divertida cómo es su trabajo.
“La constructora y sensación de #TikTok Darcie Richards, de Norfolk, está inspirando a más mujeres y niñas a trabajar en la industria de la construcción después de que sus publicaciones en las redes sociales se convirtieron en un éxito viral”. Con estas palabras la describió la BBC de Reino Unido en un reportaje sobre su creciente popularidad.
Compartir su trabajo diario e incluso dar consejos de albañilería la ha vuelto muy popular en la red social, teniendo algunos de sus videos más de 200 mil reproducciones. Pero no todo son “favs” en el mundo virtual. Pues hay tiktokers que han generado contenido para criticarla con prejuicios machistas. Y no solo hombres, pues mujeres se han unido al linchamiento de Darcie, acusándola de querer ganar la aprobación masculina.
“Simplemente ven a una chica y piensan que es patético o quiere atención. No creen que sea lo suficientemente fuerte o que soy demasiado lenta. Un hombre, incluso, dijo que no era atractivo.”
Pero al parecer no solo Darcie sufre por ser mujer y desafiar los roles. Pues en ciencias es lo mismo. Hace unos días se conmemoró el día internacional de las mujeres en ciencia. Las mujeres suelen recibir becas de investigación más modestas que sus colegas masculinos y, aunque representan el 33.3% de todos los investigadores, sólo el 12% de los miembros de las academias científicas nacionales son mujeres. De acuerdo con el portal de Naciones Unidas, en campos de vanguardia como la inteligencia artificial, solo uno de cada cinco profesionales (22%) es una mujer.
A pesar de la escasez de competencias en la mayoría de los campos tecnológicos que impulsan la Cuarta Revolución Industrial, las mujeres siguen representando sólo el 28% de los licenciados en ingeniería y el 40% de los licenciados en informática y computación. Las investigadoras suelen tener carreras más cortas y peor pagadas. Su trabajo está poco representado en las revistas de alto nivel y a menudo no se las tiene en cuenta para los ascensos.
Esta discriminación no tiene que ver con fuerza ni inteligencia. El problema radica en que una mujer se atreva a sobresalir, a ser “pública”, a tener luz propia sin depender de los reflectores de un hombre. El enojo social es resultado de la emancipación, no de la profesión u oficio que se decida tener. El problema de fondo son las normas no escritas que nos limitan y sin importar qué decidamos hacer, se nos censura. Son esos llamados techos de cristal los cuales parecen ser más sólidos que los techos de concreto y no hay pócima que laboratorio alguno pueda preparar para disolver ni videos en TikTok para concientizar. Queda construir conciencia social. Consolidad la paridad y equidad en una realidad en el diario vivir.
Por: Sarai Aguilar Arriozola*
@saraiarriozola
Doctora en Educación y Maestra en Artes. Coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe UANL