Algunas mueren a causa de la violencia. Otras mueren de risa con la lucha contra las violencias de género. Esto parece aplicar para Brigitte Macron.
Un video filtrado puso a la esposa del presidente francés Emmanuel Macron en el centro de una fuerte controversia. En las imágenes se escucha a la primera dama de Francia referirse a un grupo de activistas feministas como “sales connes” (“perras sucias”), tras la interrupción de un espectáculo en París.
La frase –un insulto que puede ser traducido de diversas formas, entre ellas “zorras estúpidas”– fue utilizada por Brigitte Macron para referirse a feministas en el video en el que aparece en compañía de su hija Tiphaine Auzière, con quien acudió a ver un espectáculo del humorista Ary Abittan al teatro Folies Bergère, en París.
Mientras estaba en backstage, hizo referencia a un evento suscitado el día previo, cuando unas feministas interrumpieron el espectáculo de Abittan, debido a denuncias por violación en 2021, lo que había causado su ausencia de los escenarios durante una temporada de tres años.
Ary Abittan, de 51 años, hizo su regreso a las tablas con un espectáculo titulado “Authentique” tras haber recibido un “non-lieu” a su caso. Esta clasificación no equivale a una absolución, sino que de momento el seguimiento legal está detenido. Por ello, el colectivo Nous Toutes se ha presentado irrumpiendo en sus presentaciones, alegando: “Nos negamos a aceptar la reintegración mediática y profesional de un hombre que ha sido acusado de violación”. En el video se le escucha decir a la primera dama: “Si hay algunas idiotas asquerosas, las echaremos”.
Al margen de lo cuestionable que pueda ser la cultura de la cancelación y si se va a desacreditar cualquier proceso judicial que no sea favorable a lo que espera cada grupo en particular, es innegable el peso que implica que la mujer más cercana a la esfera del poder en Francia considere que la protesta social, el reclamo de justicia y quienes la promuevan sean indeseables y utilice ese tipo de argots machistas para referirse a otras mujeres.
Apenas hace unas semanas, Emmanuel Macron, su esposo, en el marco de su visita a México, coincidió en un evento con Olimpia Coral Melo, impulsora de la Ley Olimpia, donde el presidente galo coincidió en referencia a la violencia digital: “hay que abolir el algoritmo patriarcal”. Esto coincidía perfectamente con sus declaraciones en 2021, en la inauguración del Foro Generación e Igualdad, donde enunció: "Debemos reafirmar alto y claro que los derechos de las mujeres son derechos humanos, son derechos universales y no hay ninguna justificación para limitarlos, ponerlos en duda o revertirlos. La igualdad no es negociable”.
Tal vez esta declaración no fue escuchada por su esposa. O no dimensionó que ello implicaba incluso las protestas o señalamientos contra amistades o los propios. Porque un derecho es una vida libre de violencia y el poder protestar o cuestionar las decisiones del poder. Que así como ella demandó judicialmente a las influencers que habían esparcido rumores sobre su identidad de género e incluso apeló contra su exoneración, las demás mujeres también tienen ese derecho, aunque no estén casadas con presidentes.
