Política

Lauryn Hill: canto feminista frente al juego del hombre

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¡Grítalo hermana! Era el clamor que muchas mujeres tenían en sus gargantas en el pasado sorteo de la FIFA para el Mundial a celebrarse el próximo año. Y no, no era un grito de emoción porque una de las jefas de Estado presentes fuera mujer. La verdadera disrupción social estuvo a cargo de Lauryn Hill, quien participó en el evento realizado el 5 de diciembre en el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas en Washington D.C.

Lauryn Hill es una cantante, compositora y rapera estadounidense. Su carrera comenzó con el grupo The Fugees y logró colocarse mundialmente con su álbum solista “The Miseducation of Lauryn Hill” en 1998. De ahí emergió el himno que la catapultó a la cima de la popularidad, “Doo Wop (That Thing)”, el primer sencillo número uno en EU de una artista femenina de hip hop que fue a la vez el grito de batalla de una mujer de frente a otro género musical representativo del machismo opresor. Y ahí, en el primer gran evento de la fiesta futbolera global, resonaron con fuerza versos que reprochan mostrar el trasero pensando que es solo tendencia: “No seas una roca dura cuando realmente eres una joya; niña, el respeto es solo un mínimo”.

Aquel álbum cumplió con una función doble. Pues si bien de entrada abrió las puertas a las mujeres en la escena global del rap, un ámbito ampliamente controlado por hombres, a la par dio visibilidad a las problemáticas no de las mujeres en general, sino de las mujeres afromericanas especificamente.

Y es en ese cruce de género y raza que logra a través de su álbum que sin declararse feminista interseccional lo entiende todo. En un álbum de trece canciones con una duración de poco más de una hora, disertó no en grandes frases o discursos académicos sino con su jerga propia de las rimas del hip hoy y rap sobre ser mujer, negra, estar embarazada, creer en Dios –es cristiana protestante–, el dinero, el barrio y el amor.

Fue el álbum que definiría toda su carrera, pues consiguió ocho millones de copias vendidas en EU y 19 millones a nivel global. Por si ello fuese poco, se convirtió en la primera artista de hip hop en ganar el Grammy a Álbum del año y en ser la primera mujer en ganar cinco de estos premios.

Pero el valor de su presencia el día del sorteo no era era sólo su grandeza artística. Era el peso simbólico de estar ahí. En un evento de lo que ha sido considerado el juego del hombre, no sólo por su implicación deportiva sino porque los representantes de esta hegemonía patriarcal estaban presentes. Del poder gubernamental, los corporativos y en sí el poder en su esplendor donde las mujeres como ella, racializadas, han sido doblemente vulneradas, primero por su condición de mujeres y después por su raza.

Porque su canto nos recuerda que no sólo el género nos vulnera. Que no es lo mismo ser del barrio, que usar al barrio para llegar al poder. Que no es lo mismo las marcas que deja romper el techo de cristal que ser quien barre esos cristales para que otras alcancen la cima. Por ello voces recuerdan que aun entre las iguales hay unas más iguales que otras y que no podemos perdernos en consignas de feminismos con agendas de mujeres privilegiadas. Que mostrar la realidad vale la pena aunque nos digan maleducadas… and that´s the thing.


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Sarai Aguilar Arriozola
  • Sarai Aguilar Arriozola
  • Doctora en Educación, máster en artes, especialidad en difusión cultural
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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