Antes la gente moría por falta de conocimientos médicos. Hoy que la ciencia ha avanzado notablemente en muchos casos, se muere por la necedad humana.
Tal como se afirma, la verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlos. Y esto lo ejemplifican bien Evaluna Montaner –cantante, influencer e hija del compositor venezolano Ricardo Montaner– y sus declaraciones en torno a sus embarazos.
Es conocido el avance de tendencias de regresar a lo ancestral, a la ausencia de medicinas o asistencia médicas en partos, enfermedades degenerativas o vacunas. Y a raíz de la publicación de unas fotos de Evaluna en bikini luciendo su segundo embarazo es que se retomaron en redes las declaraciones que hizo la influencer en torno al seguimiento médico que no tuvo en su primera gestación.
“Yo no tuve un ginecólogo. Nadie me hizo ultrasonidos, ecografías, ni nada por el estilo. Todo el embarazo fue completamente un acto de fe; todo fue con una partera con la que escuchaba su corazoncito en un estetoscopio, pero nunca vi cómo iba y ni siquiera sabía si iba a ser niño o niña”, dijo.
Y si bien en su momento sus declaraciones causaron polémica, es preocupante el efecto que personas con el alcance mediático de Evaluna pueden causar.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, a 2020 alrededor de 8 mil 400 mujeres mueren cada año en la región a causa de complicaciones en el embarazo, el parto y el puerperio. La hipertensión en el embarazo, la hemorragia y las complicaciones por aborto inseguro son las causas más comunes. Sin embargo, nueve de diez de estas muertes se pueden evitar con cuidados de calidad, acceso a métodos anticonceptivos y reduciendo las desigualdades en el acceso a la atención.
No obstante, al parecer no solo se lucha contra la falta de acceso a atención médica, sino contra influencers y estrellas de la farándula que desaconsejan embarazos con el seguimiento adecuado.
Según la OMS, el parto humanizado significa que las mujeres tienen el derecho a tener una vivencia del parto, una experiencia de vida que sea significativa y recordada con agrado. En contraste existe la violencia obstétrica, no exclusiva de hospitales, sino también presente en alumbramientos en casa, con parteras y doulas.
Pues si bien la moda de este tipo de procedimientos alega que en países como Australia, Holanda y Reino Unido el parto en casa puede aportar ventajas para la madre y el recién nacido, se olvida mencionar que es necesario contar con los suficientes medios materiales, así como con la atención de profesionales formados y acreditados. De lo contrario, al ser realizados los partes en casa sin seguimiento médico, con parteras no profesionalizadas y sin el acompañamiento adecuado, esto también constituye violencia, pues se pone en riesgo la vida de madre y bebé.
¿Hasta cuándo seguiremos haciendo caso de cualquier voz con alcance mediático? Al parecer vivivimos en una especie de medievo globalizado, donde las hogueras y la ignorancia se esparcen a gran velocidad en el mundo virtual.
*Doctora en Educación. Máster en Artes. Especialista en Cultura con Perspectiva de Género.
