Los talibanes ordenaron a los vendedores de ropa de Herat, oeste de Afganistán, decapitar a los maniquíes de sus tiendas por considerar que la exposición de figuras humanas es contraria a la ley islámica.
Si bien, una vez que recobraron el poder el año pasado, los radicales habían prometido ser menos extremos para intentar cambiar su imagen internacional y recibir ayuda humanitaria, la realidad es otra.
“Hemos pedido a los comerciantes que corten la cabeza de los maniquíes, porque va contra la 'sharía'", confirmó a la AFP Aziz Rahman, jefe del servicio de Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio en Herat, ciudad de unos 600 mil habitantes y tercera gran urbe del país.
De acuerdo con sus voceros, solo es una recomendación en este momento. En corto tiempo será una orden y tendrán que afrontar las consecuencias quienes no respeten las instrucciones.
Y si bien se podría decir que esta orden de decapitar maniquíes no tiene un sentido de género pues se remite a la interpretación extremista de la ley (islámica) de la ‘sharía’, la realidad es que no han parado de imponer prohibiciones y violaciones a los derechos humanos de las mujeres y niñas.
De hecho, un mes y tres días tras su retorno al poder, fue lo que tardaron en reinstaurar el Ministerio de la Virtud en reemplazo del de la Mujer, que fue cerrado definitivamente. En nombre de ese “velar por la virtud” y que su único interés es evitar la corrupción de la mujer a manos de los hombres es que ellas han sido pisoteadas.
Y así es que han restringido la educación de las mujeres alegando que construirían espacios exclusivos para mujeres, lo cual sigue en el limbo. De hecho hoy Afganistán es el único país del mundo donde las niñas mayores de 12 años no pueden ir a la escuela, como denunció Bahar Jalali, historiadora afgana.
Se destituyó a las mujeres en funciones en la administración pública. En el ámbito del esparcimiento, las producciones televisivas donde participen mujeres no son permitidas a excepción de los noticieron donde aún pueden aparecer conductoras siempre y cuando estén cubiertas. Se prohibió que se ejerciten, que viajen solas más allá de 72 kilometros en zonas urbanas y en las rurales incluso a cualquier distancia.
A pesar de que han insistido que son moderados, ya que siempre se puede ser peor y ponen de ejemplo cuando en su anterior mandato prohibieron a las mujeres salir de casa, ahora son más estratégicos y desmotivan el hacerlo cerrando el paso de las mujeres a los baños públicos. Mientras, los pocos albergues para mujeres maltratadas están a punto de colapsar, ahogados sin recursos ni protección internacional. ¿ Qué más falta para entender la magnitud del daño?
Para Lima Halima Ahmad, una activista afgana y fundadora de Paywand Afghanan Association, los talibanes entendieron que podían borrar a las mujeres del imaginario social y presionar con sus derechos como moneda de cambio con anuencia de la comunidad internacional. Pero tal vez es peor. Aunque suene ridículo y en realidad nadie crea ese discurso de moderación, al parecer les está funcionando. Es un sucedáneo de paz a nuestra conciencia social occidental. Nos da la paz necesaria para seguir concentrados en cancelar comediantes, censurar trivialidades y desviarnos de lo importante. Que millones de mujeres están atrapadas y niñas sin futuro. Pero, como es en oriente… a nadie le importa.
Doctora en Educación y Maestra en Artes. Coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe UANL.