En la capital nacional y en el país, el segundo piso del cambio de régimen debería abrirse de brazos no solamente a todas las fuerzas políticas y perfiles, sino a todas las ideas y acciones de futuro asequible.
En paráfrasis de la obra de Daniel Bell de 1973 The Coming of post-industrial Society, podríamos acercarnos a partir de 2024 a una perspectiva actualizada de la sociedad posdigital donde la súper inteligencia artificial de que habla, entre otros, el japonés Masayoshi Son, fuera estimada por una clase política gobernante no solamente territorial, socialmente sensible, marcadamente activista, sino dispuesta a abrir oportunidades de nueva generación para millones de mexicanas y mexicanos hartos de mediocridad o esclavizados por una desigualdad normalizada hasta ser considerada insuperable.
La identidad del obradorismo exige inteligencia incluyente de perfiles y futuros.
Más allá del pragmatismo de Morena entendible en la defensa de perfiles de clase media como Clara Brugada como gobernante exitosa, u Omar García Harfuch, con una defendible trayectoria como funcionario, o de la inminente victoria de Claudia Sheinbaum para acceder en menos de un año a la Presidencia de México, interesa a todos la capacidad de integración de ideas, acciones y narrativas de la clase media, élites mundiales, trabajadores rurales, sus hijas e hijos.
Sheinbaum y Brugada, las dos figuras femeninas más prominentes del obradorismo a juzgar por las coyunturas preelectorales y coberturas mediáticas, controvertidamente están ante la falacia del problema de estar cerca de una supuesta izquierda radical como obstáculo del segundo piso de la 4T. Ni siquiera debería ser tema de discusión.
En 2021 en la CdMx y en todo el país muchos se abstuvieron o votaron en contra de la 4T por diversas razones: diagnósticos erróneos, exceso de confianza, simulaciones, malos candidatos, malos gobiernos, campañas equívocas, desempleo, covid-19, campaña negra sistemática contra AMLO, alto compromiso coyuntural de sectores opositores y clasemedieros e ingenuidad. Nadie necesita esa historia de nuevo.
¿Cuánto mide el riesgo de perder por algún criterio insustanciadamente pragmático? ¿Cuánto se gana y qué se pierde? Hay oportunidad de un escenario de largo plazo al incluir a los “perdedores”.
El modelo de gestión de Brugada, apoyado sólidamente por Sheinbaum, con la idea de “lo mejor para los pobres”, las acerca a ambas mucho más en la historia a la clase media que a una izquierda “radical” o “sectaria” existente conceptual o políticamente solo para los conservadores y los oportunistas que las movilizan como fantasmagóricas amenazas.
La inclusión de todos los equipos en la victoria de 2024 supone reconstruir la oportunidad para el regreso de Marcelo Ebrard, así como la integración de un equipo después de noviembre donde quienes pierdan la encuesta sean integrados por quien tenga el bastón de mando en beneficio de la oportunidad de la 4T.
Súper disruptiva es la inclusión inteligente.