Lico Cortina, fundador del Atlas, se quedaría pasmado por lo que hicieron varias generaciones de directivos del amor de sus amores. Juan José Cortina relata en un artículo escrito en 1936: “A mí me tocó bautizarlo con el nombre de Atlas, pues nuestro entusiasmo era tal que ya nos creíamos el sostén del mundo”. Grandes eran sus expectativas.
Seguramente por don Lico merodeaban en su mente un sinfín de ilusiones. Hacer de su equipo uno de los más importantes del mundo. En la época amateur, el Parque Paradero fue sede desde 1918 hasta 1980. Este mítico campo fue testigo de los primeros títulos de la era amateur. En aquellos días, los rojinegros se convirtieron en potencia absoluta de los torneos denominados de Primera y Segunda Fuerza. Estos fueron sus orígenes.
Llegaría la época dorada del profesionalismo en 1943 y el Atlas sería el primer equipo del Jalisco el 23 de abril de 1951, derrotando a su acérrimo rival el Guadalajara por la mínima diferencia con tanto logrado por Edwin Cubero de nacionalidad peruana.
Recuerdo que Jaime Tubo Gómez, entonces portero de los rojiblancos, siempre se quejó que fue una marcación de regalo del silbante, el Cuate Salceda. Lógicamente acrecentó la rivalidad que hasta la fecha prevalece.
Hace algunos años, un recalcitrante rojinegro me comentaba que el equipo había perdido la identidad que había ganado durante las décadas de los cincuenta y sesenta, y que generaciones pasaban y pasaban y el popular equipo no volvía a levantar la copa de campeones, puesto que cuenta en sus vitrinas con 9 títulos nacionales (uno de Liga, cuatro de Copa México y cuatro de Campeón de Campeones).
Pero llegaron los setenta y vino la debacle. Los rojinegros no pueden olvidar que han recorrido el camino del descenso tres veces: en 1954, 1971 y 1978. En todos regresaron de inmediato, dos bajo la dirección técnica de Alfredo Pistache Torres, un ícono de la institución tanto como jugador como entrenador.
Sin embargo, el problema no fue la falta de identidad, sino que fueron construyendo una filosofía de perdedores. ¡Ya son setenta años que no son campeones! Un motivo por el cual resulta inexplicable que este equipo todavía mantiene una gran cantidad de seguidores. Más del 90 por ciento de ellos no han visto al equipo campeón.
El absurdo argumento es que “Atlas es pasión”, “no importan los títulos”, es un elemento que desgraciadamente los tiene acostumbrados a las derrotas. Este día juegan un clásico más contra el Guadalajara y hay que ganarlo o ganarlo, con eso salvan toda la temporada, no importa que terminen en el fondo de la tabla.
Por Raúl de la Cruz