En la vida cotidiana, hombres y mujeres nos guiamos por principios de conducta y costumbres, ejercidos por convicción o conveniencia. Ese marco moral forma parte del contrato social, renovado permanentemente, en el que cada quién se inscribe con su personalidad.
Esos principios pueden ser distintos en las prioridades de cada una de las personas. Las disciplinas del comportamiento hacen énfasis en algunos de ellos. El reiki, por ejemplo, sostiene cinco principios fundamentales para sus adeptos:
Solo por hoy
• No te enojes
• No te preocupes
• Honra a tus padres, maestros y mayores
• Gánate la vida honradamente
• Sé agradecido ante todo ser vivo
Tales principios son practicados por un gran número de personas en todo el mundo. No permitir que la ira domine el comportamiento es regla para conservar la salud física y mental, pues esta emoción puede ser la vida de otras emociones de baja frecuencia, como el miedo y la tristeza, que afectan al individuo a niveles fisiológico, cognitivo y conductual.
Asociado a ello está la preocupación, una emoción asociada a la angustia y la inquietud, y que a nivel fisiológico es fuente de ansiedad y estrés. El ritmo de la vida diaria genera numerosas fuentes de preocupación y por ello, es indispensable razonar y concientizarse de los riesgos de ahondar en ese camino, por sus consecuencias, que pueden llegar a la depresión y otras manifestaciones más graves.
El principio moral de honrar a los mayores es, a no dudarlo, uno que en esencia practicamos, no con la frecuencia deseada, pues la historia reciente registra casos de total ausencia de respeto y consideración no solo a las personas adultas mayores, sino a quienes, con su experiencia, conocimiento, aportaciones y autoridad moral, han contribuido a la construcción del presente colectivo.
Ese reconocimiento se extiende también a quienes han forjado rutas coyunturales fundamentales para el desarrollo de una actividad o un campo del conocimiento. Saber quiénes fueron y qué hicieron da sentido al ejercicio actual de todas las disciplinas. A esas personas la honra también cabe.
El principio de trabajar honradamente está ligado, sin duda, a cierta visión ideológica sobre las formas de producción. Asociar el trabajo a la honradez constituye a veces, sin embargo, una falacia que justifica la vulneración de derechos laborales en general. Quitando ese exceso, podríamos decir que laborar es la vía legítima para acceder a la manutención y la prosperidad propias, en un marco ético aceptable para la comunidad
Finalmente, ser agradecido es retribuir simbólica y materialmente una acción que nos favorece en diferente medida. Además, agradecer nos cerrar un círculo en las relaciones humanas, ya sea para fortalecerlas o para perpetuarlas sanamente. Agradecer es un gesto de humildad que bien nos viene en tiempos de crisis moral, cuando el extravío colectivo pesa más que la estabilidad emocional entre los seres humanos.
He querido hacer esta reflexión apenas comenzando este año, pues estoy convencido de que toda transformación del entorno nace de la voluntad de cambio individual. Y con ello, deseo para todas y todos mis lectores que este año se traduzca en un cambio positivo y profundo. Enhorabuena.
Porfirio Hernández
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