Política

Benedicto XVI

El papa emérito, Benedicto XVI, ha fallecido, pero creo que nos ha dejado un ejemplo principalmente en dos cosas como ser humano: humildad y sabiduría. Gracias a Dios tuve la oportunidad de trabajar con él del año 2001 al 2005, cuando fungió como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Si bien sus escritos, ya sean los que publicó como teólogo, ya los que firmó como prefecto, ya los que emanó como papa, han sido y seguirán siendo objeto de estudio en el futuro, a mí me resultó siempre muy notable por su forma de relacionarse con las personas y de tratar los diferentes asuntos que le correspondían.

El trato del cardenal Ratzinger con sus colaboradores era sumamente gentil. No era difícil que nos recibiera para atendernos sobre cuestiones del trabajo o personales y cuando se dirigía a todos usaba la expresión "cari collaboratori e care collaboratrici" (queridos colaboradores y queridas colaboradoras). Si había una reunión, por ejemplo, para las felicitaciones de Navidad, él era quien pasaba recorriendo la sala, a saludar o felicitar a cada uno, incluso al personal encargado de las labores menos cualificadas socialmente, como la limpieza.

Muchas veces, cuando era cardenal, se iba a pie de su apartamento al edificio de la Congregación para la Doctrina de la Fe, atravesando la plaza de San Pedro. Me contaba un sacerdote que una vez que lo vio, les dijo a dos jóvenes mexicanos que estaban con él que se acercaran a saludarlo. Así lo hicieron y los atendió amablemente, quedando ellos muy contentos. El sacerdote me lo contó y le comentaba que, claro, era el estilo del cardenal Ratzinger, tratar a todos con gentileza.

Naturalmente, el cardenal Ratzinger no simpatizaba a algunos porque su trabajo era difícil y a veces no bien comprendido. En lo doctrinal tenía que señalar errores y limitaciones de teólogos y pensadores, que no siempre recibían con agrado las indicaciones de la Congregación que presidía; mientras que en lo disciplinar le tocó afrontar los problemas de los delitos más graves, que implicaban penas canónicas para quienes los cometían.

En las reuniones de trabajo me impresionaba especialmente su capacidad para sintetizar las aportaciones de sus colaboradores sobre los asuntos que se exponían. No era simplemente uno que recordara muchos datos, sino un hombre que descubría en profundidad lo esencial y sabía distinguirlo de lo secundario. Que descanse en la paz de Dios y que nosotros aprovechemos su ejemplo y sabiduría.

Pedro Miguel Funes Díaz


Google news logo
Síguenos en
Pedro Miguel Funes Díaz
  • Pedro Miguel Funes Díaz
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.