Política

¿Sociedad en degradación?

Son evidentes las dificultades de la sociedad mexicana para vencer las dificultades creadas por una gestión social y política capaz de plantear objetivos muy importantes y no aplicar los medios congruentes para conseguirlos. La sociedad en sus diferentes capas se conforma con conseguir algunos éxitos muy parciales en cada una de esas capas. El conjunto de la sociedad vive con complicaciones mayores y muchas veces insospechadas.

La sociedad es un conjunto de personas quienes deciden conseguir ciertos logros capaces de ser el basamento de una vida personal y colectiva con el menor número de complicaciones y capaz de enfrentar situaciones de calamidad con base precisamente con el consenso de resolver lo mejor posible el origen de esas situaciones de calamidad.

La sociedad postmoderna sabe muy bien la importancia de controlar ciertos vectores capaces de crear epidemias catastróficas, cómo mantener una relación humana entre ciertos elementos de la naturaleza, por ejemplo, la relación monto de lluvias y almacenamiento de aguas de lluvia destinada a servicios domésticos, servicios fabriles y agua para el consumo humano. Y lo sabe la sociedad porque ha vivido épocas de sed, por no controlar su gasto en otros usos y servicios no prioritarios. La sociedad en su conjunto sabe bien que los infantes deben ser atendidos con ciertos alimentos, medicinas y actividades a fin de conseguir, años después, un crecimiento equilibrado y con capacidades para contribuir a mantener la vida social deseada. Con todo, la falta de alimentación adecuada para niños y jóvenes son causa de problemas para estudiar, comprender y aplicar lo aprendido.

Bien. Esa clase de relaciones antes descritas son conocidas y pueden ser mantenidas dentro de sus características óptimas, incluso frente a ciertos fenómenos naturales como huracanes, ciclones, sequías, escasez o plagas. Y, al mismo tiempo no es fácil bregar con fenómenos sociales tales como el bandolerismo, el crimen organizado, los negocios “negros”, la extorsión, la desaparición de personas y otras prácticas de la misma índole criminal. Estos practicantes evitan todo respeto, consideración o situación que no sea aquella que benefician su “negocio”.

Algunos definen lo anterior como “la eterna lucha entre el bien y el mal”, eterna porque siempre habrá modo de pervertir los objetivos humanos de los mismos seres humanos. Siempre habrá “razonamientos” para dedicarse a la tarea de pervertir a jóvenes con el fácil brillo de la riqueza para que realicen actividades ilícitas, las cuales les prometen riquezas inmediatas y quizá hasta una figura temida por otros jóvenes semejantes, aunque no tan exitosos en esas tareas ilícitas.

Por otro lado, no poco contribuye a desfigurar a una sociedad que la riqueza, con la cual se quiere implantar una voluntad de buscar y lograr las mayores ventajas y apoyos mediante la “compra” de voluntades, incluso de los aparatos de vigilancia y control de los gobiernos, para hacer negocios millonarios en favor de unos cuantos personajes.

En la modernidad se razonó que lo necesario para ordenar las actividades de las sociedades y coordinar propósitos de las personas, las comunidades y los segmentos de una sociedad, era necesario dividir el poder político, antes centrado y unificado en el Rey o Reina y su cohorte, aun a pesar de existir un Parlamento.

Así, nació la democracia moderna, los presidentes, los congresos, los jueces y magistrados, el aparato de Estado, reclusorios modernos y leyes democráticas para castigar bandidos y elegir a los poderosos mediante voto, libre, secreto y mayoritario. El invento nunca funcionó del todo a pesar de esfuerzos denodados de hacer comprender lo dicho por Winston Churchill: “La democracia es el peor de los gobiernos… excepto todos los demás”.

La promesa democrática se diluye una vez que la sociedad mantiene una suerte de división difusa y a ratos intangible entre diversos estamentos de la sociedad. El

poder democrático ha de atender a quien no ha logado, a pesar de los planes y acciones del propio gobierno y de parte de la sociedad, superar una situación de pobreza y necesidad. Superar la pobreza, asunto de la economía política, implica que la sociedad requiera, para producir los satisfactores de las necesidades sociales, la acción de todos los miembros de esa sociedad. Y esto no es posible porque las necesidades productivas, con las técnicas modernas, se cubren con una mitad o menos de las personas en pobreza. Así, la otra mitad seguirá en pobreza. Necesitada de ayuda material para sobrevivir. Diversas acciones, a pesar de promesas no han logrado sino mínimas reducciones en el número de personas en situación de pobreza.

¿Ahí está la degradación de la sociedad? No del todo. Una parte sí. Se suma a la sociedad ilustrada dedicada a “tener más” como único y primordial objetivo en la vida. Y sin importar el método o el costo en humanidad.

Falta algo importante. La solidaridad activa. La solidaridad se define desde un contenido así: el compromiso con el desfavorecido; se abre a todos; a los que sufren en especial. En este caso el grupo 'nosotros' puede ejercer su solidaridad con la apertura y la vinculación con el excluido. La sociedad corre peligro de degradarse si evita el compromiso con el desfavorecido. Hacer vida ese compromiso es la tarea solidaria anti - degradación del conjunto social.


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Miguel Bazdresch Parada
  • Miguel Bazdresch Parada
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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