Sábado 5 de febrero día oficial para conmemorar la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos elaborada después del período revolucionario para establecer como norma y aspiración del país y del pueblo mexicano los más importantes principios y valores del movimiento conocido como la Revolución Mexicana de 1910.
Desde luego el texto original es “hijo de su tiempo” y algunas de las valiosas disposiciones debieron adaptarse a las exigencias de los tiempos, y al menos en la idea original sin modificar los principios y valores consagrados en el texto fundador del México moderno. Sin embargo, la gobernabilidad del país, cada vez más diverso al de hace más de cien años, se tropezaba con algunas de las disposiciones constitucionales emanadas de aquellos principios y valores.
Poco a poco las adaptaciones se han dado con base en las ideas de la formación política que domina el gobierno, en especial el poder legislativo. De un lado es una verdad que un país diferente requiere disposiciones congruentes con esas diferencias reales y emanadas por la propia historia que hemos construido en el tiempo los mexicanos. De otro, esas modificaciones surgen (o se detienen) desde un pensamiento o de unas consideraciones parciales, desde una mirada partidista, por definición, parte dominante y no necesariamente integradora de las necesidades de toda, no parte, de la población.
En el tiempo se han logrado modificaciones de gran valor. Un ejemplo mínimo y a la vez trascendente en el ahora segundo párrafo del artículo primero del texto constitucional: “Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia.” La novedad es “con los tratados internacionales”. Se abrió así una instancia antes negada por un nacionalismo endógeno.
También ha habido y aun se pretenden reformas con las cuales se quiere consagrar una mirada parcial del México actual. México hoy es plural, complejo, desigual, con pobreza y gran población marginada del goce de derechos fundamentales. Reformar la Constitución hoy pide una mirada por encima de consideraciones parciales, para disponer de un nuevo Estado acorde con nuestro presente y el futuro deseable. Un Estado mexicano y no partidista.
Miguel Bazdresch Parada