Cada semana, en estos tiempos de delitos por todos lados, la mañanera toca el tema de la seguridad.
La Presidenta y su gabinete son consistentes: todo va mejor, los delitos bajan, los homicidios son menos, el número de arrestos y decomisos es enorme, los generadores de violencia arrestados… en fin.
Ayer el Inegi contó otra historia. Publicó la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe).
Los resultados no cuentan la misma historia. En resumen, 2024 fue peor que 2023 y 2025 va peor que 2024.
Cito: En 2024, el Inegi estimó que en 11.4 millones de hogares (29% del total del país), al menos una o un integrante fue víctima de un delito. Este porcentaje fue superior al de 2023. Para 2024, 23.1 millones de personas de 18 años y más fueron víctimas de delito: la cifra equivale a 24 mil 135 víctimas por cada 100 mil habitantes. Al comparar con 2023, en 2024 la tasa de prevalencia disminuyó en siete entidades federativas, aumentó en siete y no tuvo cambios en 18.
En 2024, el número de delitos se estimó en 33.5 millones. La tasa fue de 34 mil 918 delitos por cada 100 mil habitantes (incidencia delictiva), lo que superó la tasa de 33 mil 267 delitos por cada 100 mil habitantes de 2023.
La impunidad no cede: “En 2024, de los 33.5 millones de delitos ocurridos, solo 9.6% se denunció, cifra inferior a 10.4% de 2023. El Ministerio Público —o fiscalía estatal— abrió carpetas de investigación en 70.5% de estas denuncias. Lo anterior implica que, del total de delitos ocurridos, 93.2% no se investigó (lo que se conoce como cifra oculta)”.
Estas diferencias pueden tener que ver con el tipo de delitos que afectan todos los días a la población y que apenas llegan a la mañanera: El delito más frecuente fue fraude; siguieron robo o asalto en calle o transporte público, y extorsión, con 5 mil 971. La incidencia delictiva en la mayoría de los delitos personales (los que afectan a una persona directamente y no a una colectividad como el hogar) fue mayor en hombres que en mujeres.
La añeja destrucción de nuestras policías locales, las que están cerca de la gente, las que conocen los barrios, es junto con fiscalías inservibles las que provocan esta percepción.
De eso, por supuesto, no se habla o se habla poco en las mañaneras.