1. “Ya, Domiro, no mames”, le dijo José Murat al general García Reyes, subjefe del Estado Mayor Presidencial, para mantener la logística del último mitin de Luis Donaldo Colosio en la ratonera de Lomas Taurinas.
Ayer, del inaudito acoso sexual del que fue víctima la presidenta Claudia Sheinbaum reveló que “los compañeros de Ayudantía me dijeron: ‘Si quiere, nos vamos caminando’…”.
Todo ese equipo, dijo, lo coordina “Juan José…”, el mismo que a petición del abusador (que le pasó su celular), se prestó a tomarle una foto con la mandataria y por la mirilla vio que el sujeto la besaba y tentoneaba, y en chinga lo separó de ella.
Si la Ayudantía civil y Ejército fueron incapaces de impedir el alarmante incidente, mejor se entiende que 14 guardias nacionales y quizá el mismo número de policías municipales no impidieran el asesinato de Carlos Manzo.
La mandataria dio ayer su versión:
“…mucha gente nos saludó en el camino sin problema, hasta que se acercó esta persona totalmente alcoholizada (no sé si drogada); no me doy cuenta de inmediato, llega Juan José, lo mueve y hasta después en los videos me doy cuenta de lo que realmente ocurrió (…). Sí sentí, obviamente, la cercanía de este personaje”.
Y neceó:
“No vamos a cambiar la manera en que somos. No podemos estar lejos de la gente, eso sería negar de dónde venimos y cómo somos (…). Nuestros compañeros de Ayudantía nos van a seguir apoyando, tenemos que estar cerca de la gente (…). No tenemos ningún riesgo conocido. Si hay algún riesgo, obviamente, nos lo informa el Gabinete de Seguridad...”.
¿De veras? La gravedad del incidente y la imprudencia de la señora no requiere argumentación.
2. En 11 meses Carlos Manzo venía clamando y repitiendo:
-Llamo a la presidenta de la República, a Claudia Sheinbaum, al gabinete de seguridad, que por favor no olviden a Uruapan, tenemos que parar a todos estos delincuentes.
-Yo he hecho un llamado respetuoso a la presidenta de la República. Si no tiene tiempo de atendernos o escuchar lo que está pasando en Uruapan de manera personal, puede enviar al secretario Harfuch (Omar García) o al secretario de la Defensa (Ricardo Trevilla).
-Sabemos que corremos riesgos…
-Presidenta de la República: pedimos justicia, pedimos presencia del gobierno federal, pedimos castigo a los culpables. Todo el peso de la ley a estos asesinos. Los queremos vivos o los queremos muertos, pero ya los queremos; señor gobernador, señor fiscal, señora Presidenta de México, no vamos a descansar aunque nos cueste la vida.
-Bastantes veces le he hecho un llamado de auxilio para que personalmente venga a este municipio que está dentro de los focos rojos a nivel nacional. Hasta este momento ni la Presidenta de México ni Omar García Harfuch han visitado Uruapan, y la Presidenta ya lo ha hecho en más de seis ocasiones a Michoacán, pero no ha venido a Uruapan. No quiero ser un presidente municipal más de la lista de los ejecutados.
Y ahogado el niño se quiere tapar el pozo con un tardío Plan Michoacán por la Paz y la Justicia...