El Centro Poblano de Salud Mental Integral (Ceposami), inaugurado la semana pasada es un proyecto que vale la pena presumir, porque es único en su tipo a nivel nacional, y seguramente será replicado en otras entidades.
De hecho ese día de la apertura estaban las presidentas del sistema DIF de Yucatán y de Hidalgo, que vinieron a conocer de qué se trataba ese concepto, y se fueron gratamente sorprendidas, como todos los que fuimos invitados.
Este martes en un evento con maestros del estado, se dio a conocer que el gobierno brindará cursos de capacitación a la plantilla de docentes en escuelas públicas, principalmente de nivel secundaria y bachillerato.
La idea, y me parece excelente, es que ayuden en la detección de enfermedades y trastornos asociados a la salud mental de sus alumnos, porque después de los padres, son los que tienen contacto directo con los muchachos y pueden observar sus conductas.
La directora del Ceposami, Umi Choda Morales, resaltó la importancia de involucrar a los maestros en la prevención de situaciones que pongan en riesgo el desarrollo integral de los menores de edad.
Para ello harán convenios a fin de capacitar a los profesores, porque son quienes tienen contacto con más población, y tampoco pueden depender de que lleguen por sí solos a las instalaciones.
Según la Secretaría de Salud estatal, al mes se presentan 200 casos de trastornos por déficit de atención e hiperactividad, 90 casos de autismo, 80 a 85 casos de ansiedad y depresión, de 30 a 50 casos de distimia y de 30 a 35 episodios depresivos moderados.
Estas cifras son preocupantes porque además la tendencia es al alza, y sobre todo en ese rango de edades que por fortuna serán atendidos por el gobierno estatal.
En esta iniciativa está la mano de la señora Ceci Arellano, esposa del gobernador Alejandro Armenta, quien fue artífice para obtener no solo los recursos, sino el personal capacitado. Las cosas buenas se deben cacarear, porque son para el bienestar de los que menos tienen.