
Martin Amis (Swansea, Gales. 1949) es un narrador que pertenece a la generación Granta. En 1983 esta revista publicó quienes eran los mejores escritores británicos. Martin Amis encabezaba ese recuento, seguido de Julian Barnes, William Boyd, Kasuo Ishiguro (premio Nobel de Literatura en 2017), Ian McEwan, Salman Rushdie y Graham Swift.
Desde su primera novela, El libro de Raquel (1973), seguida de títulos como Niños muertos (1973), Éxito (1978), Otra gente: una historia de misterio (1981), por mencionar algunos libros, Amis ocupó un destacado sitio en la narrativa inglesa. Los críticos literarios del Reino Unido bautizaron como The Golden Generation al cuarteto narrativo integrado por Martin Amis, Julian Barnes, Salman Rushdie e Ian McEwan. Con ellos, Amis se sintió identificado y, con excepción de McEwan, la amistad se convirtió en distanciamiento. Rushie y Amis se pelearon, y pasó lo mismo entre Barnes y Amis, porque éste último despidió a su agente literaria, Pat Kavanagh, esposa de Barnes. Pese a veleidades literarias que prevalecen en muchos lados, la obra de Amis se ha forjado con un estilo contundente, desgarrador, irónico.
Amis no sólo ha frecuentado la novela, también el cuento, la crónica y el ensayo. Este libro recopila ensayos y crónicas, no figura una historia central sino varias que tienen en común la manera en que han sido forjadas, con frescura, humor y una atenta mirada del entorno. Los textos recuerdan un tipo de periodismo en donde no importa la extensión sino cómo se cuentan los hechos. Porque, no cabe duda, la brevedad y la modernidad del ciberespacio, han impuesto una moda en los diarios y revistas: menos texto, más imagen. En la era del hipertexto y con la visión de que el lector no desea historias detalladas, resulta poco frecuente poder leer crónicas como las de Amis.
Leer a Amis es comprobar que el periodismo puede tener calidad literaria y que lo aprendido por el autor proviene de buena cepa, por su padre Kingsley Amis, novelista y guionista. En 2011, Amis estuvo en la ciudad de Xapala, invitado por Hay Festival. Participó con una conferencia sobre Philip Roth, John Updike y Saul Bellow, autores que aborda en las páginas de este libro. Si existe una figura literaria a la que Amis reconoce como su influencia, es precisamente Saul Bellow. Advierte que Bellow es un escritor sui géneris y que en un futuro “se coronará como el supremo novelista norteamericano”. En algunos de sus textos, incluye un post scriptum; el que acompaña al ensayo sobre Bellow remite a un recordatorio sobre el éxito posterior, in memoriam, que tuvo Herman Melville: “El reconocimiento de la figura de Melville tuvo lugar exactamente un siglo después de su nacimiento.” En cierto modo establece una comparación y piensa que Bellow no ha sido leído con la atención debida, y que su valor literario vendrá años más tarde. El novelista muere dos veces: primero en su vida personal y la segunda ocasión por el olvido o la permanencia de su obra.
No todo son vínculos literarios, más allá de Nabokob, Henry James, J. G. Ballard, Jane Austen, Don DeLillo e Iris Murdoch, habitan otros intereses del periodista como su participación en un campeonato mundial de póquer en Las Vegas; un espléndido reportaje sobre el cine porno en los Estados Unidos (la industria aportaba el 43.3 por ciento del PIB en el 2000); un cara a cara con John Travolta antes y después de haber participado en la película de Tarantino; algo sobre la salud mental de Donal Trump y de quienes votan por él; una recapitulación sobre lo incómoda que fue la presencia de la princesa Diana en la realeza inglesa; y una retrospectiva del triunfo y fracaso de Maradona. Sobre este último personaje, recurre al ex futbolista y escritor, Jorge Valdano, para hacer una puntual reflexión: “Pobre Diego. Llevamos tantos años repitiéndole: Eres un dios, eres una estrella. […] que hemos olvidado decirle lo más importante: eres un hombre”.
La idea de que no existen dioses (ni diosas porno) sino hombres y mujeres con virtudes y tropiezos, permanece tras la lectura del libro.