“Si tienes que reemplazar a un gran hombre, tendrás que hacer lo doble que él para superar su gloria. No te mantengas en la sombra de nadie, crea tu propio espacio”.
Ley 42: Muerto el Perro se Acabó la Rabia
“Neutraliza la influencia del líder para dispersar al grupo. Hazlo aislándolo. Si puedes alcanzar el origen del problema, la manada se dispersará y podrás tomar el control”.
Ambas leyes de Robert Greene conviven hoy en esta columna que sigue despachando dobletes hasta ponerse al corriente y cerrar con la última entrega de la serie el mero 5 de junio, día de elecciones en seis estados de la República Mexicana.
Pues bien, la primera me recuerda a Ya Sabes Quién, ante su reiterada manía de compararse con Juárez, Cárdenas y otros próceres a los que imita con gran tesón, esperando que la historia le reserve un lugar a su lado, si no es que arriba de ellos.
Churchill admiraba a Napoleón, a su padre, ex ministro de hacienda, y a otro ancestro que le dio gloria a la Corona Inglesa, aunque luego cayó de su gracia y en desgracia. Honrando la ley de Greene, Churchill superó a los tres.
El problema que enfrenta ahora YSQ es que, aunque esté muy lejos de Juárez, se ve difícil que alguno de sus cortesanos y posibles herederos puedan llenar siquiera el espacio que ocupa en las mañaneras y en el imaginario colectivo nacional, tanto para bien como para mal.
¿Se imaginan a Claudia o a Marcelo intentando emularlo tan solo en su toma de protesta, si es que alguno de los dos llega a ocupar su silla, o será que, de hacerlo, desistirán de intentarlo aunque sea?
Tal vez les convenga más apegarse a la ley de Greene y desmarcarse poco a poco de su influencia y legado, aunque se advierte incómodo hasta pensarlo. Se asoma una especie de
Maximato o el mismo rompimiento que acabó con tal y derivó en el último gran destierro presidencial, lo cual haría cumplirse la Ley 42.
De tarea:
Todo pinta a que no habrá grandes sorpresas en los comicios que se avecinan en medio del debate sobre la reforma electoral. Hasta ahorita, Morena y sus aliados se llevan cuatro gubernaturas, la coalición PAN-PRI-PRD, una, Aguascalientes, y ambas alianzas se disputan Durango, que sigue siendo de pronóstico reservado.
De tarea dos:
Sobre la reforma electoral, siempre he pensado que los organismos y tribunales electorales deberían desaparecer, pues solo han servido a los gobernadores en turno, dejando a su paso una estela de corrupción y aberrantes resoluciones que siempre termina enmendando el tribunal federal, además de costar una fortuna que bien podría usarse para fortalecer al INE. Este sí, por ningún motivo, deberá desaparecer ni cambiar de nombre, porque además de costarnos millones en nuevas credenciales de elector, daríamos una terrible señal creyendo que cambiar instrucciones es renombrarlas, aunque sigan haciendo lo mismo. Respecto a elegir a sus consejeros de entre “ciudadanos”, no sé, Rick, parece falso.
Reducir el número de diputados suena bien, eliminar la representación proporcional, sería una estupidez de la que ya se ocupó en resolver hace muchos años John Stuart Mill.