Los gobiernos, sobre todo los federales, tienen a lo largo de su administración una serie de problemas para los que les es posible aprovechar la oportunidad y construir una narrativa a su favor para explicar los orígenes. Dicho coloquialmente, pueden ir “capoteando” ciertos problemas.
Sin embargo, hay una problemática que, desde hace casi 14 años, ningún gobierno (PAN, PRI, Morena) han podido sortear: las miles de víctimas directas e indirectas a causa de la violencia. Presentar una “nueva” política de seguridad no ha funcionado para garantizar la vida de la ciudadanía, es algo que se salió de control en los gobiernos de Calderón, de Peña Nieto, y ahora también de López Obrador.
Desde que inició la guerra contra el narcotráfico, la sistematización de datos sobre personas asesinadas y víctimas de delitos de alto impacto se ha vuelto un insumo para que los gobiernos puedan calibrar el costo político que tienen sus decisiones y la ciudadanía exija cambios en las políticas de seguridad.
Nos hemos acostumbrado a que cada año sea el que más vidas cobre con respecto al anterior. Aquí sería muy pertinente que los comparativos se revisen atendiendo las desapariciones, que en su mayoría resultan ser también homicidios. Con lo que las cifras alegres de Calderón deberían modificarse.
El primer semestre del año ha cobrado la vida de 17 mil 982 personas a causa de la violencia, una cifra record en comparación con el 2019. Estos datos evidencian que la política actual de seguridad es insostenible, la Guardia Nacional no es el modelo que se prometió y las fuerzas armadas tienen un papel aún más preponderante. Las policías civiles prácticamente no existen.
Por otro lado, el 2020 tiene una particularidad que abona considerablemente al costo sobre las malas decisiones del gobierno federal: la crisis sanitaria del covid-19. Al día de hoy, el coronavirus ha cobrado la vida de 40 mil 400 personas en México.
Al igual que la política de seguridad, tal parece que la política sanitaria en la pandemia también falló. Y entonces sí puede decirse que esas políticas y quienes las idearon, indirectamente son en alguna medida responsables de la tragedia, pues ninguna de las dos ha podido hacer frente a problemas que aquejan a la ciudadanía y ponen en riesgo su vida.
Las muertes por violencia y fallas en el sistema de salud marcarán 2020 como el año en que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no tomó las decisiones adecuadas para cuidar a la gente. Si sumamos las víctimas de homicidios y las víctimas de covid, hoy en México han muerto 58 mil 382 personas. Cifra que está a punto de duplicar a las víctimas de homicidios del 2019, hay que considerar que no hay certeza de que sean las cifras precisas. Respecto de homicidios, no se denuncian todos y las fiscalías locales envían datos incompletos; respecto a la covid, no todos los enfermos son diagnosticados y algunos ni al hospital llegan, por lo que no son tomados en cuenta para los datos oficiales.
2020 nos puede dejar una dolorosa cicatriz, las malas decisiones pueden replicarse y parecen no responder a partidos o ideologías, mientras cobran la vida de miles de mexicanas y mexicanos.
@maiteazuela