La industria creativa de Hollywood –actores, actrices y escritores de televisión y cine– está en huelga por primera vez en 63 años. Lo que podría parecer un tema banal, en realidad habla mucho de lo que está sucediendo en el mundo laboral global, sobre todo para los trabajos relacionados con el arte y la creación.
Más allá de las consecuencias obvias de la parálisis de una industria que entretiene a gran parte del mundo –no habrá nuevas películas y series, ni se promocionarán las que ya están terminadas–, esta huelga habla de la amenaza de la no regulación de la inteligencia artificial, del espejismo de la redistribución de la riqueza y de cómo mantener contentos a los grandes accionistas es lo más importante para cualquier directorio de empresa.
Los servicios de streaming (Netflix, Prime, Apple TV, etc) han revolucionado no solo la forma en que vemos series o películas, sino también la forma en que se producen. Tanto los actores como los guionistas les exigen hoy un aumento de las regalías que reciben por participar en series exitosas. Antes así sucedía, pero hoy esos pagos son mínimos y los montos son poco transparentes.
Esto afecta poco a las grandes estrellas que cobran millones de dólares, pero sí a los actores menos famosos. Kimiko Glenn, actriz de la serie Orange Is The New Black, uno de los primeros grandes éxitos de Netflix y que revolucionó la industria, denunció hace días en TikTok las casi nulas regalías que recibe por derechos de autor. Aunque no es un caso generalizado, sí ejemplifica cómo funciona hoy el negocio.
Tanto actrices como escritores también quieren que se pongan barreras al uso de la inteligencia artificial para preservar sus puestos de trabajo. Se preguntan, y con razón: ¿Qué detendrá a las empresas de utilizar guiones escritos por la IA, o de escanear el rostro de un actor y usarlo indefinidamente después de hacerle un solo pago?
La co-directora de Matrix, Lilly Wachowski, tuiteó al respecto: “Me opongo con vehemencia al uso de la IA como herramienta para generar riqueza. Eso es lo que está en juego aquí. Recortar puestos de trabajo para el beneficio corporativo. La tecnología debería usarse para beneficiar a la humanidad”.
La actriz Fran Drescher, presidenta del sindicato de actores y estrella de la serie La Niñera, resumió bien el problema en una entrevista con la periodista Kara Swisher: “Lo fundamental hoy para las empresas es conseguir más dinero para los accionistas obteniendo más suscripciones. Y luego el CEO recibe bonos enormes por parte de esos accionistas. La industria está muy ligada a Wall Street y ha dado la espalda a la gente creativa, fundamental para el negocio (…) Las grandes empresas creen que está bien empobrecer a la gente, exprimirle sistemáticamente su forma de ganarse la vida mientras los de arriba, los accionistas y los inversores principales se enriquecen a costa de la gente que realmente generan los productos”.
La batalla que se está dando en Hollywood, por banal que parezca, parece ser solo el inicio de una nueva era en la búsqueda de derechos laborales básicos, ante el avance inminente de la inteligencia artificial y de la necesidad de las empresas de obtener ganancias a como dé lugar para mantener a los accionistas contentos. De su desenlace probablemente surjan regulaciones globales que otras industrias deberán seguir, así que vale la pena ponerle atención.